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El proyecto de cartografía del cuerpo humano realizado por lo estudiantes del grado décimo fue una actividad donde los alumnos contaron sus experiencias y sentimientos, apoyados de los conceptos de la comunicación como la retórica y la semiótica para darle color, fuerza y expresión a su silueta.
La idea de este proyecto fue ayudar a los estudiantes a liberar sus emociones de una manera diferente, como enfatizó Bertha Betancur, docente de artística: “Con este trabajo se buscó que los alumnos crearán una silueta del cuerpo humano con cartón o cartulina entendiendo que, ese sería el espacio de ellos para contestar las siguientes preguntas: ¿cómo se sienten? ¿cómo les fue? ¿qué les genera rabia? etc.; donde su forma de contestarlas sería con imágenes mostrando sus sentimientos a nivel de vida, las cicatrices ocultas, sentimientos que los afecta o los pone tristes y que descubrieran cuál es esa sensación de la vida que les genera emoción”.
De esta manera, los estudiantes vieron la silueta del cuerpo como espacios distintos para contestar las preguntas. Así mismo se desahogaron y dejaron fluir sus problemas, entendiendo que parte del cuerpo es donde más les duele y teniendo presente que volvieron a revivir cicatrices ya curadas.
La actividad les ayudó a los estudiantes a entender cuál es el espacio que más utilizan para guardar sus emociones, así lo explicó Alejandro Escobar, del grado décimo: “La cartografía nos ayudó a entender que liberar sentimientos puede ser de manera diferente, ya que cada uno de nosotros somos un mundo distinto entre cada persona, como lo dice la temática de la psicología, cada uno tiene una mirada diversa dentro del mundo, es decir que cada ser humano vive situaciones distintas porque ve diferente a todos”.
A partir de la actividad, los estudiantes encontraron en el espacio creativo un momento para divertirse, conocerse más entre los compañeros y sentir cada sentimiento de las imágenes que observaban al caminar por el salón.
“Nuestro proyecto fue cómo nosotros hemos vivido nuestras experiencias, cómo estamos constituidos, cómo nos ha formado la vida, con base a los 4 elementos: el agua, el fuego, el aire y la tierra, donde cada uno eligió un elemento para poder representar su silueta, para luego representar su espacio con el elemento seleccionado y lo que hemos vivido, ya que nos conformamos de acuerdo a este elemento, teniendo presente como actúa cada elemento”, señaló Tatiana Bedoya, del grado décimo.
Con esta experiencia, los estudiantes liberaron sus problemas ocultos, aprendieron a conocerse y con las imágenes contaron más de lo que con las palabras podía revelar, pero de una manera no explícita y los símbolos les ayudaron, no a ver como los demás veían, sino como ellos interpretan cada situación y cada momento.
Mateo Zapata Castrillón, Agencia de Noticias del Colegio de la UPB.