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La correcta separación de las basuras es responsabilidad de todos, pues de esta depende que los residuos generados se puedan o no reutilizar y así reducir el impacto ambiental que como especie se hace posible dentro del ecosistema. Para cumplir con este deber, el gobierno les exigió a todos los sectores económicos que designaran un código de colores a partir del cual se realizaría una pedagogía en torno a la correcta disposición de los desechos dentro de cada empresa.
El problema comenzó cuando dichos códigos empezaron a causar confusión entre las personas, debido a la forma en la que variaban de una empresa a otra. Gabriel Jaime Foronda, tecnólogo ambiental de la jefatura de Servicios Generales de la UPB afirmó que “Por eso, en el 2019 salió la resolución 2184 que unifica a nivel nacional un mismo código de colores para todos los establecimientos públicos o privados”.
Este nuevo código especifica que en cada lugar debe haber tres recipientes para la disposición de las basuras.
Es por esto, que dentro del Colegio se está realizando una pedagogía alrededor de la separación adecuada de basuras, cuyo propósito es evitar la confusión de los niños una vez las canecas comiencen a cambiar de color dentro de las instalaciones educativas. Además, para generar dentro de ellos la autonomía y la capacidad de pensar de forma consiente la correcta disposición de los residuos que generan especialmente en el descanso.
Una de las medidas adoptadas a raíz de esta sensibilización, y en congruencia con el proyecto Basura Cero en el que la Universidad obtuvo la categoría plata este mismo año, fue retirar las papeleras de las aulas de clase ya que “Si un estudiante estaba en el salón y dañaba una hoja de papel, la depositaba en ese recipiente; si se comía un yogurt iba al mismo recipiente, si se comía una manzana o un mango, lo depositaba en ese recipiente. Entonces, el líquido que soltaba esa manzana o ese mango contaminaban el papel y cuando llegaba al acopio ya no se podía reciclar porque estaba contaminado”, explicó Gabriel Jaime Foronda.
Desde entonces el Colegio cuenta con la ubicación de los denominados puntos ecológicos en los corredores de la institución, en los que se disponen tres canecas ya conocidas por los estudiantes y una nueva de color negro. Todo esto con el fin de sensibilizar a los niños y hacerlos consientes de la necesidad de estos cambios y de tomar estas acciones, como lo afirmó el tecnólogo ambiental:
Dentro del Colegio se realizan actividades que buscan demostrarles a los alumnos la necesidad de vivir conforme a la cultura sostenible. Anteriormente, realizaban trabajos en la huerta, con profesores de primaria y bachillerato, allí se hacía un recorrido con los niños en el que les enseñaban cómo era la reincorporación y el ciclo natural del compostaje, cómo una hoja llegaba al acopio, se trituraba, se agregaba el agua y a los dos meses esa hoja se convertía en abono.
Este tipo de experimentos permiten que los estudiantes se interesen al respecto, es así como los profesores aprovechan este tipo de proyectos para conjugarlos con una iniciativa llamada la “Casa del Reciclaje” en la que realizan pedagogía y también les explicaban cómo se deben separar y clasificar los materiales para que se puedan aprovechar correctamente.
En Marinilla la educación ambiental se trabaja de forma constante y transversal con los estudiantes en varios momentos del año escolar. Lina Marcela Ceballos, docente de Ciencias Naturales del Colegio de la UPB Marinilla afirmó “Dependiendo del proyecto de investigación se hace una integración curricular, se ejemplifica el manejo de residuos y desde el Colegio tenemos todo debidamente marcado. Constantemente hacemos señalización y concientización sobre la importancia de un adecuado manejo de residuos”.
Como parte de los protocolos de bioseguridad adoptados por la Universidad Pontificia Bolivariana y el Colegio de la UPB para reabrir sus puertas y prestar de forma segura los servicios educativos, se implementó la utilización de un nuevo recipiente que, por ahora, se emplea para la disposición de elementos de bioseguridad como mascarillas, guantes desechables o toallas de papel utilizadas para el secado de manos. Esta papelera se encuentra separada de las demás, a un lado de las que conforman la tripleta.
Gabriel Jaime explicó que estos desechos son recogidos por una persona que, con todos los elementos de protección personal (tapacobas, careta y guantes), sella la bolsa, sin ejercerle presión para que el aire que esta desprenda no lo impregne. Una vez cerrada, la papelera y la bolsa son rociadas con hipoclorito y más tarde la bolsa es transportada al acopio central. Allí la recoge el camión de Empresas Varias de Medellín y la deposita en un relleno sanitario.
Para finalizar, es importante resaltar la pertinencia de generar conciencia con relación a la correcta clasificación de las basuras desde casa y aplicarlo en todos los escenarios que se habitan diariamente. Para el próximo semestre se espera llevar a cabo la disposición del nuevo código de colores dentro del Colegio y la caneca negra será integrada a la tripleta una vez deje de ser necesaria para depositar los desechos generados por los protocolos de bioseguridad adoptados debido a la contingencia sanitaria.
Valentina Cuervo Cortés, Agencia de Noticias del Colegio de la UPB.