Explorando la realidad de la disautonomía: síntomas, diagnóstico y consejos prácticos

4 abr. 2018 En: Más Bienestar
 
Mujer en el suelo cerca de un área verde, postura que sugiere desmayo por disautonomía.

Si alguna vez has experimentado desmayos, mareos, fatiga, sudoración excesiva o cualquier otra respuesta inusual en tu cuerpo, podrías haber experimentado síntomas asociados a la disautonomía. La disautonomía es una condición clínica que puede afectar a todo tipo de personas, usualmente es desencadenada por varios factores clínicos, entre ellos el estrés o los cambios súbitos de posición o temperatura. 

Esta condición presenta varios tipos, y no siempre los síntomas son los mismos. Sin embargo, es común que la sintomatología se desencadene principalmente por el estrés. Cuando los pacientes sufren pérdida pasajera o momentánea de la conciencia a causa de una arritmia cardíaca o por falta de oxigenación, se puede denominar síncope. Estos son usuales en personas que padecen disautonomía, aunque no es el único factor para su diagnóstico.

Diagnóstico

La disautonomía se diagnostica por medio de un Tilt Test, que es un examen en donde se pone al paciente en diferentes posiciones mientras está sujetado a una camilla, dejándolo por espacios prolongados. Si el paciente experimenta síncope luego de un período en una posición en específico, se puede diagnosticar con disautonomía.

¿Cómo actuar durante un episodio de disautonomía?

Para ejemplificar cuál debería ser la reacción rápida y segura ante estos episodios, presentaremos dos ejemplos en contextos específicos:

  1. En un grupo de personas reunidas alrededor de una mesa, alguien se pone de pie rápidamente y empieza a caminar, pero en ese momento siente una sensación de mareo, la visión se le nubla, pierde las fuerzas y dice sentirse mal y por un momento pierde el conocimiento.
  2. En un salón de clases, un estudiante declara sentir mareo, náuseas, debilidad y, finalmente, se desmaya.

Estos son dos casos de disautonomía muy comunes. En ambos casos, el Dr. Julián Aristizábal, quien participó en el conversatorio sobre disautonomía en la UPB, sugiere una orientación clave:

Lo primero es estar pendiente de que la persona en el momento del desmayo no se golpee su cabeza. En situaciones donde el paciente vomita, es imperativo girarlo en posición lateral de su cara o cuerpo, para que no se broncoaspire, colocarlo en un lugar seguro y cómodo, levantarle las piernas para dar mayor circulación sanguínea y esperar a que recupere la conciencia".

En los entornos educativos es muy usual que los estudiantes presenten esta condición, más que todo en época de exámenes o entregas muy importantes.

¿Cuál es el tratamiento recomendado para la disautonomía?

Para tratar la disautonomía es necesario implementar cambios en el estilo de vida que favorezcan una mejora integral en el sistema nervioso. Es primordial considerar que los tratamientos varían según los síntomas específicos de cada persona. Por esta razón, es fundamental someterse a una revisión médica antes de iniciar cualquier tratamiento para obtener un diagnóstico preciso. 

Sin embargo, existen algunos hábitos que puedes incorporar en tu vida para ayudar a prevenir la disautonomía. Algunos de estos incluyen:

  1. Gestión efectiva del estrés: es esencial que las personas eviten los factores que les generan estrés. Recurrir a prácticas de relajación puede ser una herramienta valiosa para manejar de manera más efectiva estas tensiones.
  2. Adopción de hábitos saludables: mantener una dieta equilibrada, realizar ejercicio de manera constante y asegurar tiempos adecuados de descanso son aspectos relevantes que no solo contribuyen a mantener un sistema nervioso en condiciones óptimas, sino también en la mejora de la gestión de los síntomas asociados a la disautonomía.
  3. Hidratación adecuada: la hidratación siempre será beneficiosa para el bienestar general del cuerpo. En el contexto específico de la disautonomía, la hidratación ayuda a mantener la presión arterial en niveles óptimos, además sirve para mitigar síntomas característicos de la disautonomía como mareos, fatiga y debilidad.

Es importante que adquieras la habilidad de reconocer patrones, situaciones u otros factores que podrían desencadenar la disautonomía, con el fin de tener un mayor control sobre las respuestas de tu cuerpo y tomar medidas preventivas o correctivas.

En el ámbito de la UPB, cuando se registra que algún estudiante, profesor o empleado ha sufrido un síncope, se cuenta con un equipo de profesionales en Atención Prehospitalaria (APH), quienes atienden al paciente en las instalaciones de la universidad y, si es necesario, lo remiten a alguna entidad hospitalaria.

Si te encuentras en nuestro EcoCampus Laureles y te enfrentas a una situación de emergencia, no dudes en contactar con la línea segura de emergencias y desastres al 3544517 o 3116344203, disponible las 24 horas. Al realizar la llamada, proporciona con precisión tu nombre, la ubicación exacta, el estado de la persona afectada (inconsciente o mareada) y procura conservar la calma mientras el personal de ayuda se desplaza hacia ti.

Tu colaboración y rapidez en la comunicación son fundamentales para garantizar una respuesta efectiva en momentos críticos.

*Imagen portada tomada de www.stock.adobe.com

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