11: el otro lado del fútbol

Disponible en:Medellín
 
Obra recomendada de la editorial 11: El otro lado del fútbol", un texto de David Corrales

Autor: David Corrales
Año: 2018

“Una gran cantidad de amigos (reales e imaginarios), los he conseguido gracias al fútbol”.
“It’s thanks to football that I’ve had the pleasure of discovering a lot of good friends (real and imaginary ones)”

11: el otro lado del fútbol, del autor bolivariano David Corrales, hace parte de la colección Fútbol y Letras del Sello Editorial UPB, la cual, narra la forma como el fútbol y la literatura habitan en el amor, la locura y la muerte, y estas, a su vez, moran en ellos.

Hemos habitado lugares desde la fundación de la aldea hasta la gran urbe del ciberespacio. Esos lugares han significado, han simbolizado en tanto acontecimiento. Desde el montículo hasta la ciudad.com se puede hablar de lenguaje: gutural, mitológico, histórico, cultural, semiológico, sistemático, arquitectónico, antropológico, racional, literario, simbólico. Pero cada lenguaje tiene dinámicas interiores que no se pueden sistematizar de igual manera. Por ejemplo, no podemos concluir que el lenguaje de la muerte es igual al de la vida, pues los imaginarios, los ritos y las creencias adquieren connotaciones diversas en cada contexto. Lo que sí se puede decir es que cada lenguaje, en lo esencial, siempre dice del hombre en y para lo simbólico. El fútbol y la literatura nos han demostrado que son lenguajes eminentemente simbólicos y que los seres humanos nos hemos narrado en ambos.

Cabe recordar que esta colección nació bilingüe, por ello los 5 libros publicados hasta el momento, se encuentran en español en la parte delantera y en inglés en la parte posterior. Compartimos con ustedes un fragmento extraído del capítulo Carta de amor, en sus versiones en inglés y en español.

“Dedicado a una de mis mejores amigas…

Manuel Francisco se fue y me dejó sola en un maldito jueves como cualquier otro. El caradura y yo alcanzamos a durar ya ni sé cuántos años. Antier lo enterramos con su amarilla camiseta y unas cuantas botellas vacías de cachaza (sí lo sé… un poco macabro pero no me aguanté… hasta tuve que pelear con el cura para que me dejara hacerlo).

Antes de cerrar el ataúd no pude más y le griten la cara que fuera hombre y que me dijera de una vez por todas sus escritos.
El tío Rafael y esa vecina chismosa de Lucrecia me tuvieron que agarrar del vestido. Me sacaron de allí empujones y me calmaron con un poco de valeriana. Yo les dije que en realidad lo que yo necesitaba era un balde llenito de cachaza (otro homenaje irónico que le iba dar yo al patichueco ese).

Al final me pudieron las fuerzas y simplemente me llevaron a la casa descansar.

No pude quitarme el nudo que tenía en la garganta, amiga, no pude hacer que él me dejara descansar en paz y él sí pudo hacerlo después de todo… ¿Ves las injusticias de la vida?

De todas formas yo ya lo sabía. Había visto muchas veces su mirada de loco e inepto cada domingo por la tarde cuando se perdía sin avisar. Si él al menos hubiera tenido la decencia y las pelotas para… ¡Sí Patricia!, no me mires así. Sabes que eso fue lo que nunca tuvo; cojones para contarme sus escapadas románticas”.

Love letter.
To one of my best friends…

Manuel Francisco went away and left me alone on a damned Thursday, just as any other. The hard-faced man and I were together for some years, can’t even remember for how many anymore. The day before yesterday we buried him in his yellow shirt, and with some empty bottles of the cachaza (Yes, I know it was a little grim but I couldn’t stand it I even had to fight the priest so he’d let me do it.

Before closing the coffin, I couldn’t help it, and a shouted to his face to man up and tell me his secret once and for all.

Uncle Rafael and Lucrecia (that is stupid and gossipy neighbor) had to grab me by my dress. They pushed me out of there and call me down with some valerian. I told them what I truly needed was a bucket full of cachaza (just another ironic tribute I was going to pay to that bandy-legged in the wooden box)

In the end, I lost all my strength and they just took me home to rest.

I couldn’t get rid of the knot in my throat, my dear, I couldn’t rest in peace because of him, but he could do so after all, can you see the injustice of life, you girl?
I already knew it anyway. I have seen his crazy and inept look many times before, every Sunday afternoon, when he went away without telling me. If only he had had the decency and the balls to ... Yes Patricia! Don’t look at me like that. You know that’s exactly what he never had, balls to tell me about his romantic gateways.

Encuentre este y otros textos en la Librería UPB, ubicada en el bloque 13 del Campus Laureles. Si se encuentra en otra ciudad puede realizar sus compras en la línea 3544565 ext.14810.

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