Agencia de Noticias UPB - Medellín. En el marco de la Escuela de Verano UPB Hiperrealidades 2018, los cyborgs dieron una conferencia para explicar cada una de sus historias de vida a partir de la decisión de fusionar elementos electrónicos con su organismo humano, para la creación de nuevos órganos y sentidos.
Moon Ribas comenzó expresando que el primer paso para crear un sentido es saber qué quieres sentir y esto puede llegar a ser muy complejo e incluso puede tardar varios años como le sucedió ella, a pesar de que desde pequeña fue muy consciente de que todos percibimos la realidad de formas distintas, pues la creación de un nuevo sentido requiere un proceso de autoconocimiento pleno y la reflexión pertinente sobre si se desea adquirir para toda la vida el órgano en cuestión.
Del mismo modo, Neil Harbisson empezó en 2003 un proyecto para crear un sistema que le permitiera escuchar el sonido de los colores mediante vibraciones. Él tardó varios años en perfeccionar su funcionamiento y memorizar todos los microtonos existentes hasta que llegó la fase en que adquirió la antena. Con dicho dispositivo pudo percibir colores infrarrojos y ultravioletas además de que escuchaba el color de cada cosa que observara a su alrededor, bien fueran personas, objetos, animales o lugares.
A este par de curiosos se les sumaría Manel Muñoz, quien mientras estudiaba fotografía hizo un símil entre el parecido que tiene el cuerpo humano y la cámara fotográfica puesto que ambos son captores de luz. Sin embargo, al descubrir que el cuerpo era receptor de muchas otras cosas quiso investigar si realmente solo poseíamos cinco sentidos o muchos más detrás de estos.
Cuando la artista cyborg Moon Ribas estaba estudiando danza y coreografía generó una conexión entre su sentido y su pasión. “Me di cuenta que la tierra constantemente se mueve, no solo alrededor del sol, sino que también se sacude con los terremotos, lo cual considero fascinante porque es un movimiento natural muy grande y al mismo tiempo imperceptible. Entonces ahora lo que tengo son unos implantes en los pies que están conectados a sismógrafos online y cada vez que hay un sismo en cualquier lugar del mundo siento una vibración dependiendo de la intensidad, a lo cual llamo el sentido sísmico”.
El arte Cyborg es de trabajo colaborativo, se necesitan muchas disciplinas para crear un nuevo sentido e incluso en Cyborg Foundation hay equipos de trabajo compuestos por diseñadores, ingenieros, médicos, filósofos, entre otros, entonces, aunque una persona no sea artista también puede formar parte de la creación de un nuevo sentido.
Lo paradójico con esta inclinación artística es que es un arte que sucede dentro del artista, así que, por así decirlo, Moon Ribas es su propio público y una de las maneras que posee para compartir lo que ella siente es con una pieza de danza que se llama “waiting for earthquakes” lo cual traduce Esperando terremotos y consiste en una escultura viviente donde la tierra es la coreógrafa de la pieza y Moon interpreta lo que ella va dictando para que el público se familiarice.
Esta mujer cyborg afirmó que no solo se trata de redescubrir nuestro planeta tierra, sino que también podemos redescubrir el espacio y transformarnos en senso-nautas, con el objetivo estar aquí, pero crear un sentido que explore el espacio.
Si analizamos la naturaleza, tanto en animales como en plantas se encuentran sentidos que despiertan inspiración. En el 2016 a Manel Muñoz le propusieron hacer una residencia artística en Cyborg Foundation y allí empezó a crear su nueva obra donde resaltó la importancia de escudriñar el pasado para develar las cosas que se pueden desarrollar a futuro.
Posteriormente, este joven fue reconocido como cyborg por tener instalado en su cabeza un órgano barométrico que le permite percibir los cambios en la presión atmosférica incluyendo el sonido.
Aunque parezca mentira, el aire pesa y la presión atmosférica que es el peso que ejerce la atmósfera encima de la superficie terrestre determina las transformaciones en el tiempo, por ejemplo, los días que llueve el tiempo es más inestable y los días que hay más sol y nubes el aire pesa más.
Uno de los pioneros de la tendencia cyborg, Neil Harbisson, narró que su cabeza fue taladrada cuatro veces para introducir cuatro implantes diferentes. El sistema está compuesto por un chip que vibra dependiendo del color que tenga adelante y dicho estímulo atraviesa la antena llegando hasta adentro de su cabeza y permitiéndole escuchar el color. Los otros dos implantes son para sujetar el órgano y el cuarto implante posee internet.
El atributo de tener wifi en su cabeza le facilita recibir colores mediante sensores fuera de su cuerpo, además, Harbisson tiene autorizadas a cinco diferentes personas para que le envíen colores desde los cinco continentes. Ellos lo hacen a través de su teléfono móvil y en cualquier momento del día o de la noche pueden enviarle imágenes en directo.
“Hoy estoy en Medellín, pero si un amigo de Australia me envía colores en directo de una puesta de sol estaré recibiéndolos en mi cabeza, si me mandan colores cuando estoy durmiendo a veces me despiertan, pero también el color se incluye en mi sueño, lo cual puede alterar y pintar mis sueños. Otro factor importante es que la conexión que tengo a internet me permite conectarme a la Estación Espacial Internacional de la NASA y la idea es poder explorar los colores que hay afuera del planeta dado que hay muchísimos que aquí no llegan y en el espacio están súper presentes”, mencionó Harbisson.
Para concluir la conferencia, el co-fundador de Cyborg Foundation afirmó que “los proyectos que hacemos son con finalidades artísticas, pero pueden aplicarse a campos como la medicina y tienen consecuencias sociales, de tal manera que el futuro no es mañana, sino hoy, donde tenemos el poder de diseñar nuevos órganos y sentidos imperceptibles para el cuerpo humano”.
Por Michelle Acevedo Vélez - Agencia de Noticias UPB
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