Palma de Cera: un regalo con responsabilidad ambiental

Disponible en:Medellín28 nov. 2016

La palma de cera es exclusiva de los Andes Colombianos y crece en altitudes de 2.500 a 3.000 metros sobre el nivel del mar, condiciones que le permiten alcanzar una altura de hasta 70 metros. La región del Quindío alberga una de las más grandes poblaciones de esta especie. Además de su altura, esta planta se caracteriza por las marcas de anillos a lo largo de su tallo, consecuencia de la caída de sus hojas y por su longevidad.

Los científicos organizadores del III Congreso Botánico Latinoamericano, celebrado en 1952, la escogieron como el árbol nacional de Colombia. Años después, mediante la ley 61 de 1985 el presidente y también egresado de la UPB, Belisario Betancur, la nombró como el árbol nacional durante su gobierno.

En honor al octogésimo aniversario de la institución y en agradecimiento con la misma, Juan Carlos solicitó sembrar en las instalaciones de la sede en Laureles un ejemplar de esta planta. “La idea fue hacerle un presente a la Universidad con motivo de su aniversario. Obviamente la idea es que esta iniciativa se extienda a todas aquellas personas que quieren a la institución y que tienen, además, una preocupación por el medio ambiente”, aseguró Velásquez.

 
Juan Carlos Velásquez, egresado de la UPB obsequió a la Universidad una palma de cera del Quindío.

La palma fue sembrada detrás del bloque de la Escuela de Derecho y Ciencias Políticas en un espacio de compensación ambiental destinado por la Universidad. “Cada vez que se tala un árbol se deben sembrar tres nuevos individuos de especies locales. La universidad ha sembrado más de 250 especies nuevas en el campus a partir de las reposiciones en todos los procesos de construcción. La mayoría de ellos están en el sector noroccidental generándose un bosque importante”, explicó Felipe Bernal, arquitecto del Plan Maestro de la UPB.

 
Palma de cera

De acuerdo con Juan Carlos, las características que tiene el lugar donde fue plantada la palma le permitirán crecer aproximadamente 15 metros, pero esto puede llevar por lo menos 30 años. “Buscamos la zona más sombreada de la Universidad para que la palma, buscando la luz, creciera mucho más. Sin embargo, las condiciones que presenta esta zona de la ciudad hace que el proceso sea más lento”.

En el artículo 3º de la ley 61, el gobierno prohíbe la tala de la palma de cera bajo sanción penal convertible en arresto. En la misma ley promueve su cultivo por los diferentes beneficios que de ella se obtienen. “En la palma de cera anida el Loro Orejiamarillo, especie en vía de extinción, motivo por el cual debemos promover su cultivo, además, cuando las hojas o el tronco de la palma se caen y descomponen aportan material orgánico al suelo en el que se encuentran”, agregó Velásquez.

 “Este tipo de acciones contribuyen no solo con la calidad ambiental sino también con la paisajística de la Universidad”, agregó Bernal. Hoy la universidad tiene más de 1200 árboles en el campus.

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