Agencia de Noticias UPB - Medellín: La Sacha Inchi o Plukenetia volúbilis L., es una oleaginosa promisoria, es decir, un vegetal que promete y ofrece diversas alternativas competitivas en cuanto a su cultivo y sus nutrientes, pues es rica en proteínas y aceites insaturados.
Esta semilla, parecida a una almendra, es originaria del Perú, donde se conoce como maní Inca. También predomina en el sur de Colombia, principalmente en Amazonas y Putumayo. El fruto de Sacha Inchi cultivado en Colombia tiene grandes potenciales de uso, gracias a sus características nutricionales puede llegar a tener 41,4 % de aceite, 24,7 % de proteína, y cantidades de micronutrientes como potasio magnesio y calcio importantes
A partir de estas características, la Universidad Pontificia Bolivariana, la Universidad Nacional y la Universidad Eafit, con recursos del Sistema General de Regalías de la Gobernación de Antioquia, emprendieron la aventura científica, técnica y social de un proyecto con la oleaginosa promisoria sacha inchi con miras a su desarrollo agroindustrial.
De este proyecto, investigadores del Grupo de Investigaciones Agroindustriales de la Universidad Pontificia Bolivariana, lideraron el diseño, construcción y puesta en marcha una planta prototipo de obtención de harina a partir de la torta residual de sacha inchi con el fin de formular un modelo agroindustrial que permita agregar valor al fruto obtenido de esta oleaginosa a través del desarrollo de procesos, prototipos y productos innovadores que cumplan con las exigencias de los mercados internacionales.
Esta planta piloto fue recientemente ubicada en el municipio de El Bagre, Bajo Cauca antioqueño, con el anhelo conjunto entre investigadores de las universidades, la Gobernación y la comunidad bagreña de poner en acción nuevas opciones de aprovechamiento de residuos agrícolas.
"Los recursos naturales de El Bagre han sido explotados a partir la minería formal e informal. Mucha gente vive de la minería, pero a veces no hay otras alternativas de sustento económico para las familias. El sacha inchi es un producto agrícola para otro tipo de negocio, en este caso inclusivo, donde las mismas familias siembren y extraigan el aceite, del cual queda el residuo con el cual obtenemos la harina y que hasta ahora había tenido solo un uso como alimento animal no controlado", explica Lina María Vélez, docente investigadora de la Facultad de Ingeniería Agroindustrial de la UPB y líder del proyecto de la planta piloto de sacha inchi.
Esta planta se constituye en un prototipo para obtener harina a partir de la torta residual de la sacha inchi. A pesar de que con esta harina se pueden elaborar galletas, wafles, coladas, sucedáneos de carne, malteadas entre otros productos, el concepto de torta se basa en un residuo que queda después de extraer el aceite de la semilla. Es así como a partir de un desecho, se pueden mejorar las condiciones de seguridad alimentaria de una población, en este caso, de El Bagre y del Bajo Cauca.
“Una de los requerimientos esenciales de toda la subregión son las necesidades básicas insatisfechas en alimentación, sobre todo con bajos niveles de proteína para niños en edad escolar y adolescentes. Queremos enfocar este esfuerzo en suplir una fuente de nutrición vía proteína vegetal para que estos niños y jóvenes tengan otras alternativas de alimentación o para mitigar mejor algunos momentos de escasez”, comenta Yaromir Muñoz, docente de la Universidad Eafit y líder del programa Oleaginosas Promisorias.
Con un 55 % de proteína vegetal, la harina de sacha inchi se convierte en una oportunidad de sustituir la proteína animal, normalmente más costosa, la cual proviene específicamente de productos cárnicos y lácteos. “El sacha inchi es de cultivo rápido y continuo si se maneja bien, por eso es esencial que para que sea una óptima alternativa de alimento y de valor agregado al producto, es necesario que existan las condiciones idóneas de buenas prácticas y de proceso, aspectos que cumple la planta piloto”, agrega Lina María Vélez, docente investigadora de la Facultad de Ingeniería Agroindustrial de la UPB.
La planta para llevar a cabo el proceso de obtención de harina a partir del residuo de la sacha inchi, tiene la capacidad de procesar de 80 a 100 kg por día. Esta planta consta de dos contenedores con la maquinaria necesarias para este tipo de trabajo (balanzas, determinador de humedad, refrigerador, mezcladora, expeller, molino, zaranda, dosificadora y selladora) y cumple con las normas higiénico sanitarias establecidas en Colombia para el procesado de alimentos, además se ha dotado con elementos para la seguridad de los trabajadores. La planta también cuenta con un contenedor adicional el cual se ha destinado para los servicios sanitarios, la oficina y el almacén.
A pesar de que una parte esencial del proyecto se ha cumplido con la entrega de esta planta, la comunidad de El Bagre necesitaba formación técnica y sensibilización frente a la oportunidad que tenían con sacha inchi. Es así como investigadores de la Universidad Pontificia Bolivariana lograron socializar y realizar actividades de transferencia de conocimiento con los que son ahora los responsables, dolientes y beneficiarios de esta planta: la comunidad.
A partir de esto se realizó un curso de Apropiación social y técnica de línea prototipo harina de Sacha Inchi, en el cual participaron 30 personas de diferentes asociaciones de El Bagre. Así mismo, una Jornada de transferencia y capacitación, que se adelantó por investigadores de la UPB con cinco mujeres de la región para el manejo y operación de los equipos de la línea de procesamiento y en operaciones estandarizadas para la sanitización de la planta.
Una de las personas encargadas de la capacitación a estas mujeres, fue Diana Isabel Jaramillo Ruiz, auxiliar de investigación de la Facultad de Ingeniería Agroindustrial de la UPB. Para ella:
Por su parte, para Roimir Durango, secretario de Planeación del Municipio de El Bagre, “este es un proyecto de gran impacto porque se le va a aplicar tecnología a la producción agropecuaria, y como ya tenemos el cultivo, va a generar empleo agrícola y con esto ingresos para las familias; además con esta planta tenemos un valor agregado para este producto. Esta planta es de gran impacto para El Bagre, para la región del Bajo Cauca y para Colombia”.
Con un trabajo en conjunto entre la Gobernación, las universidades y la comunidad, esta planta valida el valor agregado del residuo de sacha inchi como opción de negocio y sustento económico para las familias, además de que incluye dentro de su estrategia a mediano y largo plazo, a las mujeres del municipio. “Con este proyecto generamos empleo para las madres cabeza de hogar, propende por un Bagre más productivo con el trabajo de sus mujeres. Esta planta nos ayuda a creer y reafirmar que nosotros no somos solo minería. Nuestro reto es trabajar por sostener esto y hacer escuela con en los colegios teniendo la planta como referente”, añade Nacira Navarro, gestora municipal de El Bagre.
Este proyecto ha implicado la entrega de una planta como oportunidad competitiva y de nutrición para los habitantes de El Bagre. De igual forma, un espacio de formación para mujeres, que son ahora portadoras de ese conocimiento que pueden transmitir a sus generaciones e impactar positivamente su municipio y la región del Bajo Cauca.
Con esta iniciativa, se ha logrado también un trabajo exitoso entre universidades, cada una aportando sus fortalezas y su tradición en campos que en términos generales, van desde lo técnico y científico, hasta una labor social con alto impacto, ambiental, nutricional y de concepción estratégica de valor agregado para una población. Una transformación de oportunidades, en este caso con el sacha inchi que impregna de la vitamina del emprendimiento y el conocimiento a una población promisoria con proyección social.
Por: César Alejandro Buriticá Arbelaéz - Agencia de Noticias UPB
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