Una antioqueña de oro que trabaja por los derechos de la mujer

Disponible en:Medellín7 feb. 2020

Margarita ha sido pionera en varios cargos de alta responsabilidad en Colombia. Es socióloga de la UPB, una profesión que hace parte de las felicidades más grandes de su vida.

En 1966, contra los pronósticos de sus docentes, amigos y familiares, quienes pensaron que iba a ser médica o ingeniera, Margarita María Peláez Mejía empezó a estudiar Sociología en la UPB, motivada por los cambios sociales y culturales que fueron marcando su quehacer profesional. “Era un momento de tanto agite social que me conmovía enormemente lo que pasaba en el mundo”, cuenta esta orgullosa egresada.

 
Margarita Peláez Mejía, defensora de los derechos de la mujer en Antioquia

Su decisión vocacional también fue producto de una conversación que tuvo con Héctor Abad Gómez, quien después de escucharla decir: “Creo que este mundo tiene que cambiar”, le aconsejó un plan de estudios que se adaptaba a lo que ella deseaba y el cual siguió al pie de la letra:  en 1973 recibió su título como socióloga y en 1978 terminó sus estudios en Salud Pública, movida por el deseo de aportar a la solución de muchos problemas de salud que son causados por cuestiones sociales, como se lo había dicho su mentor.

La Playa con Córdoba, en el centro de Medellín, fue el corazón de la Universidad Pontificia Bolivariana durante varios años y el lugar en el que esta socióloga y sus compañeros debatieron, incluso con el Rector de la época, Mons. Félix Henao Botero, sobre los sucesos de la ciudad y sus anhelos de cambio.

La oficina de 'Moncho' quedaba en el primer piso y en el segundo quedaba Sociología. Íbamos y debatíamos con él y decía 'chicos, chicas, me están poniendo mucho problema’, pero éramos muy buenos estudiantes, queríamos innovar y salir adelante, y él lo sabía. (…) Éramos como los niños traviesos de la época y contábamos con su aval”, relata Margarita con profundo afecto hacia ese personaje que consideraba un padre protector, a quien recuerda con gratitud porque les permitió tener espíritu crítico y transformador en una de las épocas más conservadoras.

Su labor como socióloga

Fue la primera Decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia, fundadora de la Oficina de la Mujer del municipio de Medellín y la primera Subsecretaria de la Mujer de la Gobernación de Antioquia; fue asesora de la Presidencia de la República para la Equidad de la Mujer; y condecorada como Antioqueña de Oro por “impulsar el reconocimiento y la participación de la mujer en el desarrollo social y económico”.

Hizo un Doctorado en Ciencias en Brasil y cursos de especialización en varios lugares del mundo, entre ellos, un entrenamiento en Prevención, Negociación y Resolución de Conflictos en la Universidad de Harvard; y pese a la larga lista de logros y reconocimientos, su rostro se ilumina con más fuerza cuando habla de los logros de Alejandro Cock Peláez, uno de sus hijos, por quien tuvo que enfrentar un doloroso suceso.

 
Alejandro Cock y Margarita Peláez, egresados UPB

Margarita con su hijo, Alejandro Cock

Con un libro de Alejandro en sus manos, Margarita recuerda a “una estrella fugaz escasa”, también egresado de la UPB, quien no necesitó más de cuatro décadas de vida para graduarse como Comunicador Social – Periodista y artista plástico,  convertirse en divemaster, trabajar en la National Geographic, ser fotógrafo y documentalista, estudiar en Barcelona, ejercer la docencia, ser condecorado por importantes entes públicos y privados, publicar su trabajo en medios nacionales e internacionales y dejar a su madre con la misión de divulgar su trabajo, un material cargado de compromiso social, sin duda, una de las lecciones que aprendió de ella.

Esta mujer, a quien desde muy pequeña su mamá apodaba María Cano, decidió enfrentar su gran pérdida haciendo gala de su mayor convicción: “El conocimiento tiene sentido siempre y cuando se comparta, sirva para transformar situaciones y crear nuevas realidades para el bienestar de la población”.

Y esa misma idea y, tal vez, como una forma de rendir tributo a las mujeres de su familia, quienes rompieron los estereotipos de su época, y a su abuelo, quien educaba a sus hijas “para que no tuvieran que ser sombra de ningún hombre”, la profesora Peláez se ha dedicado al cooperativismo, la investigación, la docencia, la consultoría y el trabajo con poblaciones vulnerables, todo en consonancia con el Espíritu Bolivariano y con las bases de la Sociología, una carrera que ama y que, según dice, hace parte de las felicidades más grandes de su vida.

Por Alejandra Carmona Sierra, Agencia de Noticias - Egresados UPB

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