Carlos, de la vida militar a la docencia

Disponible en:Medellín2 ago. 2022

Agencia de Noticias UPB – Medellín. Cuando era niño, Carlos soñaba con convertirse en militar y pertenecer al Ejército para hacer el bien, llegar a las comunidades y contribuir al ámbito social del país, aun conociendo las adversidades a enfrentar. Así comenzó la historia de Carlos Andrés Montoya Hurtado, docente invidente de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad Pontificia Bolivariana que encontró en la academia un nuevo motivo para vivir.

Siempre tuve ese amor institucional, ese anhelo de defender la patria y de llegar a las comunidades, llevar un poco de alegría y mostrar una cara amable a la ciudadanía, a la población y a los campesinos”, comentó el docente Carlos. 

 
Profe invidente

De origen campesino, a mucho honor, Carlos pasó su infancia en el campo, algo que para él fue “una experiencia maravillosa”. Sin embargo, durante esos años también tuvo que vivir el conflicto colombiano de primera mano, una situación que sembró en él el patriotismo.

Luego de graduarse del bachillerato en una escuela rural en San Roque, Antioquia, a la edad de 17 años ingresó al Ejército para prestar servicio militar, una decisión que tomó por cuenta propia y, tal como lo tenía previsto, continuó su paso por la institución con el rango de suboficial. Pero en el año 2010, mientras auxiliaba a un compañero mal herido en el campo de batalla, fue alcanzado por un artefacto explosivo que le ocasionó la pérdida total de su visión.

Desde ese momento la vida de Carlos se partió en dos, un antes y un después. Su vida militar prácticamente había terminado y ahora tenía que reinventarse para aprovechar la segunda oportunidad que la vida le estaba dando. Tan solo seis meses después de haber sufrido el accidente y salir del hospital encontró a la UPB, un espacio que para Carlos se convirtió en “uno de los mejores lugares para crecer como persona, abrir nuevas puertas y conocer otras perspectivas”, una experiencia bonita y difícil a la vez.

En el 2011 comenzó sus estudios en psicología en la UPB, mientras continuaba brindando sus servicios en el Ejército en áreas administrativas, y se graduó en el año 2016, convirtiéndose así en el primer egresado invidente de la facultad; posteriormente, hizo una maestría en Psicología y salud mental, la cual terminó en el 2019, hizo varios diplomados y, actualmente, se encuentra realizando una especialización en derechos humanos, derecho internacional humanitario y resolución de conflictos que está próximo a terminar.

 
Profe invidente
Carlos decidió estudiar psicología porque encontró en esta profesión una herramienta que complementaba lo que él era y que le iba a permitir potencializar sus capacidades: “El poder estar en la universidad con otro tipo de personas y estar confrontado con mi existencia fue una de las mejores terapias que pude tener, porque si no hubiera estado en este lugar qué hubiera sido de mi vida cuando me retirara del Ejército. Me siento muy feliz y creo que pude tomar esta decisión porque ya me sentía en condiciones de tener una vida diferente y sin traumatismos”, expresó el profesor Montoya. 

Después de terminar sus estudios en la UPB tuvo la oportunidad de regresar a la universidad, esta vez, como docente. Ahora comparte todos sus conocimientos y herramientas a través del curso Sujeto y Sociedad, con el cual busca dejar una huella en todos sus estudiantes.

El papel de la universidad ha sido fundamental, cuenta que desde el principio siempre ha tenido las puertas abiertas y que todos han estado dispuestos a brindarle las herramientas y el acompañamiento necesario. Después del Ejército, la UPB ha sido su segunda casa y es una institución a la que quiere mucho y a la cual se siente orgulloso de pertenecer.

Cuenta con experiencia como docente en el ámbito militar y, aunque la exigencia de ser docente en una universidad es mucho más grande, siente que toda su vida se ha preparado para este momento.

 
Profe invidente

Estamos acá rompiendo esquemas y paradigmas, demostrando que la invalidez no es sinónimo de discapacidad. Aunque hay una falencia física real, eso no impide que yo pueda desarrollar mi profesión, desempeñar funciones y dar un rendimiento, porque lo hago para demostrarme a mí mismo que aún estoy aquí, que estoy vivo y que puedo contribuir a los lineamientos institucionales desde mi formación y mis valores.”, afirmó Carlos.

Uno de sus retos es poder mantener su puesto como docente de la universidad y lograr, algún día, ser docente permanente. No obstante, su reto más grande es y siempre será el seguir viviendo y tener que aprender a confiar en Canela, su perro guía, con quien ya lleva 5 años.

“Me siento muy contento de contribuir un poco con mi granito de arena para que esta universidad sea más grande de lo que es. Gracias por permitirme estar aquí, por seguir apostándole a la inclusión social y a la restauración del tejido social como elemento fundamental de la transformación que este país necesita”, puntualizó el docente de la UPB, Carlos Andrés Montoya Hurtado.

 

Por: Natalia Saavedra Cadavid – Agencia de Noticias UPB.

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