Filosofía en medio de la crisis, la oportunidad de humanizar

Disponible en:Medellín19 ago. 2020

Agencia de noticias UPB – Medellín. La filosofía permite que el hombre reflexione en torno a temas como la esencia, las causas y los efectos de la cotidianidad. La coyuntura ha permitido crear un análisis no solo en el contexto social, político y económico, sino, también, en la reflexión desde la mirada filosófica del hombre y el mundo.

 
Filosofía y pandemia

La filosofía puede ayudarnos a revisar nuestros hábitos para saber el rumbo que le hemos dado a la vida, de manera que hagamos las correcciones que sean necesarias, tanto en el ámbito personal como en el plano social. Por ejemplo, revisando el estilo de vida del hombre contemporáneo: el individualismo, la falta de vínculos familiares y comunitarios que ha conllevado a muchas personas vivir en la soledad y el anonimato, el egoísmo del que sólo piensa en lo suyo y permanece indiferente ante la suerte de los otros, el consumo desaforado de cosas que en realidad no se necesitan, los excesos, la imposibilidad de detenerse para encontrarse con los otros y consigo mismo, la falta de referentes que dejan al hombre sin soporte espiritual. En fin, la reflexión filosófica puede aportar mucho en las actuales circunstancias”, afirmó Luis Fernando Fernández Ochoa, decano de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la UPB 

Los largos periodos de confinamiento que las familias están viviendo por efecto del COVID-19, por lo general se distribuyen en horas de trabajo, recreación y estudio, pero también abre oportunidades para nuevos espacios de tiempo que acerque a las personas a la revisión de comportamientos y actitudes frente a la forma como se está llevando la vida. En este contexto, surge la meditación o reflexión personal como una nueva experiencia de vida que las personas pueden explorar y empezar a experimentar. 

Para José Guillermo Ánjel, docente del Centro de Humanidades de la UPB, “estar o hacer parte de una pandemia no es extraño en la historia, todos los pueblos han pasado por pestes, hambrunas y guerras, y de acuerdo con los comportamientos y actitudes, la filosofía toma lo mejor, lo que ha impedido que dejemos de ser humanos. Saber vivir la vida sin perder el sentido de que estamos vivos, esa es la constante en la filosofía”. 

Ambos docentes argumentan que la vida no es una condición lineal en un mismo escenario, la vida son muchos escenarios y descubrimientos que depende de los fundamentos que cada persona tenga. Además, manifiestan que la filosofía no es sólo un saber, sino también un modo de vida. La primera pretensión de la filosofía es la comprensión, se busca entender, pero, también, lograr una certeza que permita la orientación existencial. 

 
Filosofía y pandemia

De acuerdo con los filósofos Pierre Hadot y José Luis López Aranguren, se plantea rescatar la idea de “conversión” y enfatizan en dos palabras griegas: metánoia (cambio de mentalidad) y epistrophé (volver la mirada atrás para darnos cuenta de lo que hemos venido haciendo). De esta manera, proponen pensar distinto para que se pueda vivir mejor y construir un mundo más humano.  

“La pandemia pone en evidencia las inconsistencias, o mejor, el agotamiento de la mentalidad modernista. Es decir, de un antropocentrismo carente de sentido ético, de la fe ciega en el progreso tecno-científico como panacea que lo resolvería todo, del riesgo que supone la experimentación científica sin principios éticos, de lo peligrosas que son las ideologías que anteponen el poder o el dinero a la persona humana y, claro está, de lo nefastas que han sido para la humanidad aquellas filosofías que convirtieron al hombre en un lobo para la humanidad”, comentó Luis Fernando. 

Haciendo un recuento histórico, la palara crisis proviene del griego krísis y ésta del verbo kríno, que significa separar, juzgar, decidir. Antes de que comenzara la pandemia, el hombre se sentía muy confiado y tranquilo al amparo de sus conquistas científicas y tecnológicas, sentía que podía dominar y controlarlo todo. La coyuntura en este sentido obliga a las personas a asumir una actitud más sensata, a construir un mundo mejor comenzando por el pequeño mundo; el de cada uno, a cuidar y disfrutar de la naturaleza, a poner en marcha un modelo económico más humano, una nueva concepción del trabajo, a descubrir el poder de la fraternidad, recuperar la idea de comunidad y dejar que Dios los trasforme. 

Hoy la persona se encuentra ante una realidad con claras repercusiones en el presente y el futuro. Los analistas coinciden en que los comportamientos y las formas de pensar ya no serán iguales en la postpandemia. Asumir ese reto personal y colectivo empieza por una revisión de cómo se está llevando la vida. Aprender de la experiencia global y personal debe ser una de las salidas para afrontar el nuevo orden social, cultural y económico. 

“Lo que nos sucede es que estamos en un escenario que habíamos leído en la historia y visto en las películas. Ahora estamos en él, probando mi yo frente a las circunstancias que nos rodean, como diría José Ortega y Gasset, filósofo y ensayista español, o admitiendo que lo que nos sucede es una elección, una libertad, como anotaría Jean-Paul Sartre, filósofo y escritor. Debemos construir ese escenario para que la vida continúe y pueda ser leída desde la experiencia de qué somos y dónde estamos”, explicó el docente José Guillermo, “Memo” Ánjel.  

 
Filosofía y pandemia

Pero, ¿cómo interpretar la incertidumbre del actual momento? Según la paradoja de Bertrand Russell, “el pasado no existe, porque ya pasó, el futuro tampoco, porque no ha llegado. Nos queda el presente y ahí somos, inevitables”. Para Luis Fernando, la pandemia puede llegar a ser positiva si lleva al hombre a reconocer que no se basta a sí mismo. “Recordemos que Heidegger dice que el hombre de hoy calcula, pero no piensa en lo esencial. Si nos afincamos en la desconfianza o en el cinismo que todo lo descalifica, lo que le queda a la sociedad es la más radical incertidumbre. Muchos no creen en nada y no esperan nada. Una vida sin esperanza, sin ilusiones, es una vida vacía. Si todo en la vida es lucha y trabajo le falta algo, el hombre no sólo necesita pan, necesita con quién compartirlo”. 

Por su parte, José Guillermo Ánjel argumenta que la incertidumbre nace del deseo y la ignorancia. “Con el deseo queremos que el mundo sea como deseamos y no como es”, afirma Baruch Spinoza, filósofo neerlandés. Y con la ignorancia, nos vemos desnudos, pues a falta de fundamentos, nos sentimos frágiles y perdidos. Ser en nosotros y no en el yo, es lo que estamos aprendiendo

Si bien es cierto que hay personas especializadas en la filosofía desde la academia, todas las personas a diario se enfrentan a situaciones que obligan a preguntas trascendentales: ¿Por qué falleció un familiar?, ¿por qué hay dificultades económicas, labores y familiares en la vida?, entre otras preguntas. A pesar de la influencia de la modernidad, en los momentos difíciles surgen esas preguntas que se constituyen en el punto de partida de la filosofía para explicar el sentido de la vida del hombre. 

La actual pandemia, por todos los efectos causados, debe ser la oportunidad para un alto en el camino, el confinamiento con todas sus implicaciones es un mensaje para revisar la vida personal a nivel del cuidado de la salud. Pero también, para que los países revisen sus modelos económicos en la línea de humanizarlos y naturalizarlos. 

“La filosofía cuenta con una tradición milenaria que tiene mucho que ofrecerle al hombre de hoy. Puede contribuir a efectuar una revisión de la vida y las prácticas cotidianas desde escuelas como el estoicismo, la filosofía de la existencia, la filosofía de la vida cotidiana y el personalismo. El proceder tradicional continúa siendo vigente: la reflexión, el examen racional en todas las vías posibles: hacia afuera, la indagación sobre el mundo en sentido cosmológico y cultural y hacia adentro, la introspección, hacia el otro, el discurrir dialógico y hacia Dios, la meditación. Más que repensar las bases de la filosofía, lo que debemos hacer es ponerla al alcance de todo aquel que se interese en lo que este saber puede decir sobre el hombre, la vida, la muerte, el bien y el mal”, concluyó el decano Luis Fernando.

Por Kelly Vanessa Picón Marín, Agencia de Noticias UPB.

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