Agencia de Noticias UPB - Medellín. Con los estándares actuales de la investigación científica, las patentes se han convertido en un producto altamente valorado en los círculos científicos, al punto de que en algunos contextos se empiezan a volver casi que imprescindibles para poder evidenciar un buen resultado de investigación.
Sin embargo, hay que tener presente que la patente, en la medida en que es parte de la propiedad intelectual, es un recurso al que se debe recurrir solo cuando se tiene un modelo de negocio que permita explotar el invento protegido.
Como explica la abogada María Alejandra Echavarría Arcila, PhD. en Gestión de la Tecnología y la Innovación, magíster en Derecho con énfasis en Propiedad Intelectual y docente investigadora en la Universidad Pontificia Bolivariana, es muy importante hacer una verdadera estrategia de Gestión de Activos Intangibles, más allá de cumplir solo con un indicador.
Para la experta, hay que tener cuidado, ya que en la práctica son muchos los casos en los cuales, por el afán de obtener la patente, se terminan produciendo efectos adversos en relación con la estrategia de gestión. Por esta razón, recomienda antes de registrar un invento tener clara la estrategia de comercialización, ya que el régimen de patentes establece que el elemento protegido debe ser utilizado; de lo contrario, el titular se puede ver abocado a conceder una licencia obligatoria para que otro pueda explotar dicha invención.
El régimen de patentes establece que, si tenemos una patente registrada, debemos utilizar el elemento protegido
Es así que no solamente se trata de patentar, sino de pensar en lo que viene después, en la comercialización del invento. Es por eso que la primera recomendación es considerar todos los costos involucrados, como la tasa de registro y el sostenimiento de la patente cada año.
En el sistema de propiedad intelectual los mecanismos están determinados por el tipo de protección que se adecúa a ese resultado de investigación o producto creativo que se tiene, así como al modelo de negocio.
El secreto empresarial es otra de las figuras más utilizadas porque no requiere de un registro e inclusive tiene un término de protección mucho mayor. Y si se trata de documentos o softwares, se pueden proteger por la vía del Derecho de Autor, otro recurso válido y útil.
En el caso expuesto, se tomó una decisión que no respondía a la posibilidad del indicador de patente, sino que era eficiente dentro del modelo de negocio planteado por la empresa. Si bien una patente es un reconocimiento para la ciencia y la investigación de primer nivel, que indica que se creó algo nuevo en el mundo, no deja de ser un proceso complejo que hay que analizar con mesura.
La solicitud de patente debería estar acompañada de un modelo de negocio para la comercialización del producto científico.
La gestión de la propiedad intelectual implica analizar cómo sacarles provecho a los resultados de investigación, tanto desde lo económico como frente a su aplicación en la vida real. Aún con una patente es posible tener un fin social que permita que se pueda acceder al invento.
Se trata entonces de tomar una decisión racional, estratégica, de gestión y no por el apasionamiento. Tener una patente es mucho más que un indicador para el inventor.
Por: Maria Carolina Urrego Montoya, programa NanoBioCáncer - Agencia de Noticias UPB
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