Agencia de Noticias UPB. Medellín. La alimentación es uno de los grandes problemas de los países en vía de desarrollo y en general del mundo, y en Colombia tiene gran relevancia, ya que en lugares como La Guajira, Vichada y Meta, o hasta en las mismas ciudades principales como Bogotá y Medellín, el suministro de comida no abarca a toda la población. Según cifras del Programa Mundial de alimentos, hay 795 millones de personas en el mundo con hambre y 2000 millones con problemas de malnutrición, lo que quiere decir que el tema alimenticio es una cuestión de salud pública.
Por eso, el profesor César Augusto Molina, de la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana y por medio de la Red Académica Observatorio del Derecho y la Alimentación para América Latina y el Caribe, empezó a trabajar en temas alimenticios en relación con el ordenamiento territorial.
En el 2011 realizó un estudio de caso sobre la articulación de las políticas públicas alimentarias de ordenamiento territorial en Moravia. Mientras avanzaba en esta investigación indagó sobre la categoría desierto de alimentos, la cual se puede definir como la carencia o el acceso limitado a alimentos necesarios en una población que está asentada en un territorio. Como categoría de investigación sirve para determinar y evaluar si existen problemas alimentarios y así poder definir estrategias que den solución a ello.
A causa de esto, se creó un proyecto entre la UPB y la Universidad de Medellín donde se diseñó una metodología de análisis del fenómeno alimentario en un territorio con enfoque en derechos humanos a partir de la categoría de desierto de alimentos. En la segunda fase del proyecto, se articularon profesores de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Antioquia y actualmente se está haciendo un ejercicio de prueba de la metodología creada para tratar de evaluar la desertificación alimentaria en instituciones de educación superior en Medellín, teniendo como objetivo poder, si se puede validar, extenderla en escalas mucho más altas, es decir, barriales, procomunas, municipalmente y en el Área Metropolitana, y por qué no, en Colombia.
La metodología lo que busca es identificar a partir de una pila de variables cuáles son aquellos elementos determinantes para las condiciones precarias de un territorio, es decir, cuáles son aquellos elementos que están haciendo que las personas no puedan comer bien. Los problemas alimentarios de un territorio no siempre son por la pobreza, pues en una zona de estratificación alta hay graves problemas de obesidad y de malnutrición que pueden estar asociados a que no hay lugares de oferta de alimentos de calidad”, anotó Molina.
Así mismo, asegura que si el problema de una comunidad está relacionado a la imposibilidad de acceder a agua potable, el paso a seguir es el diseño de una estrategia para tener acceso a esta. De igual forma, puntualiza que los problemas de alimentación están estrechamente relacionados a los hábitos de consumos de alimentos, es decir, las personas compran lo que no es sano, preparan los alimentos de forma que no es saludable o priorizan equivocadamente el dinero en relación con la adquisición de alimentos; entonces, según la investigación, la estrategia para estos problemas alimentarios es capacitar en hábitos de compra y consumo.
En términos académicos, el proyecto ha derivado en participaciones de eventos en instituciones públicas, privadas y departamentales, pero la apuesta más grande es la creación de un programa de formación pos gradual en alimentación interinstitucional e internacional, además de generar un impacto en términos sociales donde se pueda intervenir en políticas públicas y de evaluación para así mejorar la calidad de vida de las personas.
Por: Antonella López. Agencia de Noticias UPB.
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