Agencia de Noticias UPB - Medellín. Cocinar tomates o utilizarlos para cualquier receta requerían de un lavado muy exhaustivo con agua y jabón. Este fruto carnoso, además de su inconfundible sabor, es ampliamente reconocido por la cantidad de pesticidas químicos que se le vierten.
Hongos, bacterias e insectos atacan los cultivos de tomate, principalmente un pequeño gusano de color rosado, conocido comúnmente como gusano perforador o Neoleucinodes elegantalis. Su nombre hace gala del perjuicio que ocasiona a los campesinos productores, causando, en la mayoría de casos, la pérdida total del fruto.
Con un caldo elaborado con hojas y raíces del anamú, arbusto de frondosas hojas y pronunciados ápices, muy común en municipios ubicados entre los mil y dos mil metros sobre el nivel del mar, tres estudiantes de la Maestría en Ciencias Naturales y Matemáticas de la UPB encontraron la solución biológica al perforador.
Guiados por la aplicación que tradicionalmente se le daba con esta misma planta a otros cultivos como el del fríjol o el de habichuela, decidieron probar las bondades de la aspersión del caldo de anamú sobre los tomates. El resultado: una disminución de hasta el 20 % en la pérdida del producto comparado con plaguicidas químicos.
La aspersión del caldo de anamú se puede realizar con las tradicionales bombas con la que actualmente se aplican agroquímicos en monocultivos. La docente destaca que, pese a la resistencia e incertidumbre que supone los resultados a futuro de un insecticida biológico, los campesinos reconocen el trabajo por una agricultura ecológica que lidera desde su escuela rural.
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Los metabolitos presentes en las hojas y raíces del arbusto cuentan con bondades repelentes que, según cuenta Óscar Alexis Muñoz, docente investigador del Centro de Estudios y de Investigación en Biotecnología de la UPB –CIBIOT, ocasionan daños en el aparato digestivo del insecto o en muchos casos provocan que este no desee acercarse al tomate.
Además de las propiedades curativas que se le atribuyen desde épocas prehispánicas, investigadores de América Latina han descubierto que el anamú podría favorecer en el tratamiento de pacientes con cáncer.
Lucelly resignificó el anamú con sus compañeros Alexánder Perea Valois y Carlos Mosquera, también docentes rurales, quienes tienen contacto directo con las comunidades productoras de tomate, fruto del que aseguran, es rentable en términos de ganancia con el cliente final, pero que, en épocas de invierno, puede tornarse traumático por el aumento de la población de insectos como las del Neoleucinodes elegantalis, o gusano perforador.
La utilización de pesticidas de síntesis, como los vertidos normalmente en cultivos de tomate, ocasionan daños a la microfauna del suelo, alterando el equilibrio natural, al tiempo que los mismos gusanos perforadores a los que se ataca pueden desarrollar mutaciones que, en casos comprobados, desarrollan resistencia a los agroquímicos.
El extracto de anamú, por el contrario, genera confianza y rentabilidad tomando de ejemplo a los países que culturalmente lo vienen aplicando. La labor de los docentes en sus escuelas rurales es de transferir la aplicación del caldo entre sus estudiantes para garantizar el relevo generacional, y con los campesinos acostumbrados al pesticida químico.
Por Jorge Andrés Jaramillo - Agencia de Noticias UPB
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