Agencia de Noticias - UPB Medellín. A sus estudios universitarios, Marcia Mejía Chirimía, de la Licenciatura en Etnoeducación de la UPB, ha sumado una causa mayor: visibilizar la cultura, la espiritualidad y el conocimiento tradicional de su comunidad indígena Eperãrã Siapidaarã, localizada en Joaquincito, territorio del Río Naya, en Buenaventura. “Traer nuestros saberes a la universidad es una forma de resistencia. Es mostrar que existimos, que aún guardamos danzas espirituales que solo se practican en territorios sagrados”, afirma con orgullo.
Con un profundo sentido de pertenencia, Marcia resalta el valor de su cultura, que incluye danzas, lenguas, cantos y una visión propia del mundo que, según ella, debe tener un lugar en la educación formal.
En este contexto, la Licenciatura en Etnoeducación de la UPB adquiere un papel fundamental. Este programa de educación superior prepara profesionales para actuar en escenarios pedagógicos diversos, con especial énfasis en comunidades étnicas y culturales. Su propósito es formar docentes capaces de diseñar e implementar propuestas educativas interculturales, que reconozcan, respeten y valoren los saberes ancestrales y las tradiciones de los pueblos originarios.
En la universidad, Marcia se ha sentido acogida. Agradece el respaldo del Instituto Misionero de Antropología (IMA) y otros espacios institucionales que han abierto caminos para que los pueblos indígenas compartan sus conocimientos. “No se trata solo de aprender lo occidental; se trata de fortalecer nuestras formas de vida desde la academia”, expresa.
Reconoce que ser mujer, indígena y estudiante universitaria no ha sido sencillo. “Los retos han sido enormes, pero estoy aquí para dar ejemplo a mi comunidad, para mostrar que las mujeres también podemos liderar procesos políticos y sociales desde nuestras raíces”. En su comunidad, Marcia ya es una figura importante: es la única mujer que actualmente cursa estudios superiores y una de las principales lideresas.
Para ella, el aprendizaje más valioso que se lleva de esta experiencia es la ética profesional humanizada, esa que nace del conocimiento académico, pero también del respeto por la vida, la cultura y la dignidad. Su mensaje final es claro y profundo:
“Necesitamos una educación que no solo forme profesionales, sino personas humanas y conscientes, capaces de transformar sus territorios. Solo así podremos construir una paz verdadera para nuestras futuras generaciones”.
Marcia Mejía Chirimía encarna el poder transformador de la educación cuando se construye desde la diversidad, la resistencia y el arraigo. Su presencia en la UPB no solo representa un logro personal, sino también una semilla de esperanza para su pueblo y para un país que aún camina hacia la interculturalidad real.
Cristian David Llorente Espitia, Agencia de Noticias- UPB.
Resolución 020198 del 31 de octubre de 2024 por un periodo de 8 años
Universidad sujeta a inspección y vigilancia por el Ministerio de Educación Nacional.
Otorgado por el Ministerio de Educación Nacional. Nit UPB: 890.902.922-6. Todos los derechos reservados