Agencia de Noticias UPB - Medellín. En la búsqueda de bienestar emocional, muchas personas han encontrado en sus mascotas un refugio silencioso, pero poderoso. Perros, gatos y otros animales de compañía no solo brindan cariño incondicional, sino que también contribuyen de forma significativa al equilibrio mental. La relación entre humanos y animales ha demostrado ser una fuente constante de consuelo, motivación y alegría.
Tener una mascota no solo transforma la rutina diaria, sino que impacta positivamente en aspectos clave de la salud mental. El simple acto de acariciar a un animal puede generar una sensación inmediata de calma, gracias a los efectos relajantes que produce esta interacción en el cuerpo. Así lo confirma María Fernanda Vidal, estudiante de Comunicación Social y Periodismo, quien desde hace cinco años convive con Romeo, su mascota de apoyo emocional:
La compañía de una mascota también se convierte en una presencia que reconforta en los días más difíciles. María Fernanda recuerda cómo Romeo se ha convertido en su apoyo constante:
“En los días más duros Romeo se queda a mi lado como si entendiera lo que me pasa. No necesito decir nada, su presencia silenciosa me reconforta y me hace sentir que no estoy sola. Con él me siento más alegre, menos solitaria y con más motivación para empezar el día”.
Desde la psicología, este efecto se explica por los vínculos afectivos que se construyen entre humanos y animales. Según Valentina David Mesa, psicóloga de Bienestar Institucional de la UPB y líder de relaciones interpersonales:
Más allá del confort emocional, las mascotas fomentan la creación de rutinas y un sentido de propósito en la vida de sus cuidadores. Alimentarlas, sacarlas a pasear o llevarlas al veterinario son actividades que estructuran el día y refuerzan la responsabilidad. Al respecto, Valentina explica:
“Las rutinas diarias no solo con mascotas de apoyo emocional sino en general, son indispensables para el desarrollo socioemocional. Nos permiten trabajar en la autorregulación, la empatía y el autoconocimiento. Ese cuidado hacia otro ser vivo genera un propósito que trasciende nuestras propias preocupaciones”.
Para María Fernanda, esa responsabilidad ha sido clave en su proceso personal.
“Tenerlo me obliga a mantener una rutina, pero también me enseña a disfrutar lo simple: salir a caminar o simplemente jugar en casa. Romeo es mi polo a tierra, mi recordatorio constante de que el amor más puro puede encontrarse en lo más sencillo”.
La psicóloga Valentina agrega que este proceso debe entenderse como un camino de doble vía: “No solo puede recaer en el animal la figura de cuidado frente al humano. El ser humano también debe hacerse responsable y generar un proceso de empatía y de corresponsabilidad con este ser vivo. Eso fortalece el vínculo y garantiza un bienestar mutuo”.
Finalmente, las mascotas ofrecen un apoyo único en situaciones de soledad o pérdida. Según Valentina, funcionan como “una presencia efectiva inmediata que genera mucho confort y se convierte en parte de la red de apoyo del hogar”. María Fernanda lo vivió en carne propia en uno de los momentos más emotivos junto a Romeo:
Las mascotas son mucho más que animales de compañía: son compañeros que sanan con su presencia, su cariño y su lealtad. Su influencia positiva en la salud mental está cada vez más reconocida, no solo por quienes conviven con ellas, sino también por profesionales del bienestar emocional. Cuidarlas es una responsabilidad, sí, pero también un regalo: nos recuerdan que el amor más puro y sencillo puede ser también el más transformador.
Por: Vanessa Álvarez Grisales - Agencia de Noticias UPB Medellín.
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