Agencia de Noticias UPB – Medellín. En los pasillos de Clínica Universitaria Bolivariana se gestó una historia que trascendió la medicina. Una madre con la esperanza intacta, un grupo de profesionales decididos a ir más allá de los límites y un bebé que luchó desde antes de nacer protagonizaron un capítulo que cambiaría la vida de una familia y abriría un nuevo camino para la ciencia en Colombia.
Siempre me dicen que fui parte de algo grande, y me gusta pensar que mi vida empezó con un milagro de la ciencia”, dice José Hernán Pérez Herrera.
Con este procedimiento, la Clínica Universitaria Bolivariana no solo se convirtió en referente nacional e internacional, sino que ubicó a Colombia entre los primeros países del mundo en realizar este tipo de cirugía fetal, reafirmando que la medicina se construye con conocimiento, innovación y humanidad.
Ese tipo de procedimientos solo se había realizado en unos cuantos centros médicos en el mundo; sin embargo, en Colombia dicha cirugía se llevó a cabo en diciembre de 2005, la que consistió en la corrección intrauterina de un mielomeningocele, una malformación congénita de la médula espinal que afecta el desarrollo del bebé desde la gestación. La Clínica Bolivariana se convirtió, así, en la quinta institución del mundo en llevarlo a cabo, marcando un antes y un después en la atención materno fetal en Colombia.
“Era un reto inmenso, pero también una promesa de esperanza”, menciona el doctor Andrés López, uno de los cirujanos que participó en el procedimiento.

El equipo médico de la Clínica Bolivariana se preparó durante meses, combinó conocimiento, tecnología y fe; haciendo que el resultado fuera exitoso para que el bebé naciera con una mejor calidad de vida y gracias a la valentía de una madre que confió en la ciencia y en el equipo de especialistas, quienes asumieron el reto con rigurosidad técnica, trabajo en equipo y profunda sensibilidad humana.
Hoy, dos décadas después, la Unidad Materno Fetal de la Clínica recuerda este hito como parte esencial de su historia: un bebé que luchó antes de nacer, una familia que nunca se rindió y una institución que marcó la diferencia.
Cuando los médicos me explicaron lo que iban a hacer, tuve miedo… pero también sentí que era una oportunidad que Dios ponía en mi camino. Confié, cerré los ojos y esperé con fe”, relata María, la madre del primer bebé intervenido en el país.
La historia de este procedimiento no es solo una victoria médica: es una prueba de que cuando la ciencia se encuentra con la esperanza, los límites se pueden desafiar. La historia de aquel bebé continúa inspirando a médicos, familias y pacientes, recordándonos que la medicina no solo se escribe en quirófanos y laboratorios, sino también en corazones que creen en lo posible.
Por: Sofía Londoño Cardona – Agencia de Noticias UPB, Medellín.
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