Educación que cambia vidas en el Putumayo, formar para transformar

Disponible en:Medellín26 nov. 2025

Agencia de Noticias UPB - Medellín.  El departamento de Putumayo, ubicado al suroeste del país y que limita con Ecuador y Perú, es un territorio selvático poseedor de una diversidad cultural única. En esta región de Colombia habitan diversas comunidades indígenas como Kamentsá, Siona, Kofán, Awá, Inga, Pijao, Embera, entre otros.

Putumayo es un departamento históricamente marcado por el conflicto y el abandono estatal. La educación superior en zonas rurales apartadas puede parecer un sueño o una utopía, donde son pocos los que pueden acceder a este derecho fundamental.

 
Facultad de Trabajo Social UPB en Putumayo

Es un territorio históricamente marcado por el conflicto, marcado por unas tensiones muy grandes de colonización, de uso y apropiación de sus recursos naturales, es un territorio que ha tenido el abandono de las políticas públicas y sociales por parte del Estado. Entonces increíblemente al día de hoy no hay universidad en el Putumayo”, indicó Viviana Alonso, profesora de la Facultad de Trabajo Social de la UPB y coordinadora de esta iniciativa desde 2016.

La UPB llegó a Putumayo inicialmente con programas de etnoeducación, reconociendo la importancia de trabajar por la preservación de los conocimientos ancestrales de estas comunidades étnicas, desarrollando este proceso desde el respeto hacia el territorio y sus tradiciones, donde la participación es clave en la construcción de los procesos educativos.

 
Facultad de Trabajo Social UPB en Putumayo
 
Facultad de Trabajo Social en Putumayo

Ese saber que tienen las comunidades indígenas es un saber valioso en los procesos de construcción de conocimiento y desde ese proceso de interculturalidad y de intercambio de esos saberes se van construyendo colectivamente cada asunto, cada tema, entonces se vuelven unos híbridos muy interesantes que enriquecen el conocimiento”, resaltó Alonso.

Esta propuesta educativa transformadora ha impactado numerosas vidas, especialmente en Sibundoy, en el Alto Putumayo. Este programa se desarrolla en convenio entre la UPB y el Instituto Misionero de Antropología (IMA), donde se han generado procesos de formación en regiones apartadas y vulnerables del país.

Cada semestre los estudiantes esperan ansiosamente la llegada de docentes desde Medellín, quienes imparten las clases de forma presencial e intensiva por aproximadamente un mes y después las clases se realizan desde la virtualidad dándole seguimiento al trabajo autónomo de los estudiantes.

Este proceso de llevar la universidad a las comunidades se ha convertido en un espacio de intercambio cultural respetuoso donde los docentes no solo llevan el conocimiento, sino que también aprenden sobre la cosmovisión, ancestralidad y tradiciones de estas poblaciones.

El Alto de Sibundoy tiene una particularidad y es que en un 60 % es población indígena de las comunidades Kamsá, Inga, Quillacinga y Pastos, son esos cuatro asentamientos indígenas que están allá en el Alto de Sibundoy y el programa ha contado con la riqueza de tener en sus aulas más de 16 pueblos indígenas de todo ese territorio del sur del país”, manifestó Alonso.  

En cada una de las cortes para el ingreso de nuevos estudiantes se presentan alrededor de 400 personas que deben cumplir con ciertos requisitos, pero el límite es de 100, es decir, que 300 de los aspirantes deben aplazar sus sueños de ser profesionales.

No obstante, el impacto de este programa se refleja en sus cifras: más de 300 egresados en Trabajo Social en los 12 años del proyecto y cerca de 80 estudiantes activos que hoy provienen no solo del Putumayo, sino también de Amazonas, Caquetá, Nariño, Cauca y Tumaco. Más del 60 % pertenece a comunidades indígenas Kamsá, Inga, Quillacinga y Pastos, y más del 90 % son los primeros en sus familias en acceder a la educación superior.

Más allá de lo académico, el programa ha propiciado un espacio intercultural donde el conocimiento occidental se encuentra con los saberes ancestrales. “Es un diálogo respetuoso y enriquecedor. Los estudiantes comparten su cosmovisión, su lengua, sus prácticas espirituales. Nosotros aprendemos tanto como ellos”, agregó la profesora.

A más de una década de su inicio, este programa de la UPB demuestra que la educación no tiene fronteras cuando se combina con compromiso, respeto y voluntad. En palabras de Alonso:

Esa fuerza que tienen ellos para hacer las cosas, para estudiar, para sacar adelante sus proyectos, las ganas de estudiar a pesar de las condiciones tan difíciles que enfrentan es de admirar”.

 

Por: Valentina Lindo Samudio – Agencia de Noticias UPB - Medellín

Logo Universidad Pontificia Bolivariana

Resolución 020198 del 31 de octubre de 2024 por un periodo de 8 años

Universidad sujeta a inspección y vigilancia por el Ministerio de Educación Nacional.
Otorgado por el Ministerio de Educación Nacional. Nit UPB: 890.902.922-6. Todos los derechos reservados