Proyectos finalistas en el Premio Corona Pro Hábitat y el sello de la sostenibilidad UPB

Disponible en:Medellín31 jul. 2018

 

 
PORTADA PREMIO

 

Agencia de Noticias UPB – Medellín. Con el objetivo de desarrollar un proyecto arquitectónico de vivienda de interés social con desarrollo progresivo, la Facultad de Arquitectura de la  Universidad Pontificia Bolivariana presentó dos de sus proyectos al Premio Corona Pro Hábitat en la Convocatoria Estudiantil 2017 – 2018, los cuales clasificaron a la segunda ronda.

¿Quiénes participaron en este Premio de construcción sostenible?

Fueron varias las facultades de Arquitectura que presentaron sus proyectos, sin embargo solo 28 proyectos continuaron a la segunda ronda, los cuales fueron seleccionados teniendo en cuenta criterios como la calidad del diseño, su viabilidad, pertinencia, innovación, replicabilidad, sostenibilidad ambiental y desarrollo progresivo. Así mismo, se evaluó su capacidad de implementación en diferentes escenarios urbanos, su metodología y que el costo de producción fuera inferior a los 30 millones de pesos.

Otras universidades participaron en la segunda ronda de la convocatoria como la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Universidad del Valle, Universidad de Sinú, Universidad de Boyacá y la Universidad Nacional de Colombia.

En esta ocasión, el barrio San Benito fue el escenario elegido para el planteamiento de los proyectos, debido a la importancia histórica que ha tenido este sector ubicado en el centro de Medellín, y a que hoy en día presenta un alto grado de deterioro, problemas sociales, económicos y ambientales, y poca habitabilidad; lo que lo convierten en el escenario propicio para la búsqueda de soluciones por medio de propuestas de re densificación urbana, integración y renovación para el sector.


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PROYECTO

 

Partiendo de los lineamientos especificados en la convocatoria y el estudio de las necesidades de la población,  la Escuela de Arquitectura y Diseño desde el Programa de Arquitectura presentó los proyectos “La ciudad, el patio, el vecindario” del estudiante Harold Valderrama Ruiz y “Estructuras sociales” del estudiante Daniel Felipe Arias Echavarría.

Generar una conexión social, institucional y ambiental

El proyecto “La ciudad, el patio y el vecindario” buscaba desde una propuesta urbana tener como referente las formas de vida de los barrios populares de la ciudad, como los callejones, patios, solares y sobre todo el centro de manzana que le permita generar conexiones con la comunidad y recuperar zonas del sector que se encuentren con un visible estado de deterioro.

Para Harol Valderrama Ruiz, “la idea surge gracias a la experiencia que se ha tenido viviendo en una de  las laderas de la ciudad, esto ha ayudado a percibir y aprender de cada una de las dinámicas que se manejan en los barrios y a partir de esto, poder tener en cuenta estas maneras de formar comunidad para crear espacios que conecten con la ciudad”.

Inicialmente realizó el análisis y las investigaciones del contexto en el cual se iba a emplazar el proyecto (el Centro de Medellín), para entender las problemáticas, darle unas posibles soluciones y conocer cuál sería el impacto a futuro de un proyecto de vivienda de interés social que pudiera ofrecer espacios de dispersión social, conectar la zona con la ciudad, y cambiar las dinámicas actuales del sector. Posteriormente, se realizó una  propuesta urbana; el trabajo se enfocó en darle un diseño a la vivienda que le permitiera ser adecuada según los gustos de los usuarios y contar con espacios que puedan ser habitados a futuro.

Con un lote de 12.900 m2 aproximadamente, paralelo a la Plaza de Zea y la calle Boyacá, se plantearon inicialmente unidades de vivienda de 57.3 m2, las cuales de acuerdo con Harold Valderrama,  contarán con “una planta libre con una estructura a porticada, con un bloque de zonas húmedas (cocina-baño-lavadero) en el centro de la vivienda, permitiendo una flexibilidad para que el usuario pueda modificar la vivienda según sus características, con capacidad de sala-comedor- y dos habitaciones, cada espacio con iluminación y ventilación natural”, así mismo, se cuenta con un espacio flexible para modificaciones de los usuarios.

Se toma como referente,  el barrio popular debido a que los mismos habitantes forman mecanismos de sociabilización a partir de diferentes espacios; los solares, callejones,  centros de manzana, terrazas, balcones, permiten que las personas  se relacionen y compartan diferentes vivencias con los demás, y precisamente son estos espacios los que se deben de replicar para generar diferentes dinámicas que permitan la conexión con la ciudad”, afirma el estudiante.

¿Con qué características cuentan estas viviendas sustentables?

Las características bioclimáticas de la vivienda pueden replicarse en cualquier escenario urbano, cuenta con una iluminación natural y ventilación cruzada, además cuenta con espacios (jardineras) en la fachada que sirve como protección social y sistema de recolección de aguas lluvias que beneficia a cada residencia para actividades que no requieran agua potable como el riego de plantas, lavado y descargas sanitarias.

“En cuanto a la replicabilidad de la vivienda, inicialmente la propuesta son una serie de torres con una plataforma que amarra los edificios generando un gran espacio central, con callejones, zonas verdes, y espacios para la dispersión social, conservando y conectando lotes existentes; esta propuesta urbana puede ser replicable en diferentes lotes de la ciudad”, comenta Harold Valderrama y afirma que para replicar el proyecto en cualquier escenario, se deben tener en cuenta los diseños planteados en la vivienda (planta libre) y la conformación de la estructura porticada que permitirán el crecimiento a futuro de los espacios.

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Estrategia para rehabitar centros urbanos

 

 
PLANO

 

El proyecto “Estructuras sociales”, del estudiante Daniel Felipe Arias Echavarría, busca contribuir a la continuidad del espacio urbano y a la detonación de actividades en el espacio público intermedio entre un parqueadero contiguo al Museo de Antioquia que en conjunto forman un Área de Preservación de la Infraestructura (API) destinado para la ampliación futura del Museo de Antioquia. 

De acuerdo con Daniel Felipe “la idea de emplazar el proyecto en el lote contiguo al museo de Antioquia surge de unas lecturas previas realizadas por mis compañeros del taller 10, el  Premio corona y yo de los barrios estación villa y el barrio San Benito”.

De esta manera, se busca conectar una edificación con un edificio patrimonial para generar continuidad de un espacio urbano, y al mismo tiempo generar una conexión con la Plaza de Botero, el Museo de Antioquia, la Plaza de Zea y el sector de la Minorista.

San Benito, Estación Villa y el Barrio Fundacional de la Villa son sectores cuya estructura se ha deteriorado progresivamente debido al abandono de los habitantes de las viviendas por la ocupación de la Plaza Minorista, las ventas ambulantes y otras problemáticas de degradación del espacio público.

Ubicar un proyecto mixto de vivienda, con servicios y comercio en sus primeros niveles, al lado de un edificio patrimonial como el Museo de Antioquia, permitiría detonar la apropiación de la comunidad en general en el espacio urbano ubicado entre las dos edificaciones”, afirma el estudiante, y agrega que de igual modo se generaría una continuidad del espacio público, a través de este nuevo espacio que articula a la Plaza Botero y la plaza de Zea.

La aplicación de técnicas como la modularidad en la estructura de soporte, que permite una reducción de tiempo y costos en la construcción; la individualización  de estructuras acordes a las necesidades de los individuos; el respeto por la memoria y la importancia de destacar la extensión del Museo de Antioquia, la viabilidad al plantear un costo de $24.954.202 para generar una estructura básica con posibilidades de autoconstrucción y la pertinencia del proyecto al responder a la necesidad de vivienda en el Centro de Medellín; son algunas de las soluciones eficientes que plantea el proyecto.

 

 
MÉTODOS

Para Daniel “uno de los grandes retos del sector de la construcción colombiana es poder ofrecer espacios que respondan a las necesidades físico-espaciales de las personas que habitan un lugar específico. Hay que entender el edificio como un organismo vivo que crece, muta, se asocie, se alimenta, se auto sostiene y se relaciona con su entorno”.

Por Melissa Jaramillo Sierra – Agencia de Noticias UPB

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