Una oportunidad para el arte multicampus
Agencia de Noticias UPB – Medellín. A pesar de las luces apagadas, los teatros sin espectadores y los escenarios sin presentaciones, en la Universidad Pontificia Bolivariana no se guardaron los instrumentos, no se apagaron las voces y siguió el arte vivo en cada uno de los estudiantes comprometidos que hacen parte de los grupos de representación de la Universidad. Adaptarse a los encuentros en modalidad virtual tuvo momentos de duda, pues en el arte en grupo suele tener una gran importancia poder encontrarse con el otro. Laura Gómez, estudiante de Comunicación social – Periodismo, además representante y clarinetista del grupo Ensamble Instrumental, explica que en este tipo de grupos es muy importante escuchar al otro, estar frente a frente para proceder de la mejor manera con el instrumento propio.
Para Mariana García, estudiante de Ingeniería Industrial y miembro del grupo de teatro Azul Crisálida, el reto más grande que le ha impuesto la virtualidad al grupo es aprender a sobrepasar la pantalla, pues el teatro también es un ejercicio que tradicionalmente se enseña y practica muy desde la expresión corporal en colectivo. Por su parte, Juan Pedro Acevedo, integrante del Coro polifónico de la sede Medellín dice que al principio fue un poco complicado porque era una situación nueva:
Desde la UPB se contemplan de manera permanente una serie de acciones para fomentar grupos deportivos y artísticos. En el caso de los grupos artísticos, desde Bienestar Universitario se coordinan grupos de representación, por lo tanto, la visión y directrices de esta unidad fueron claves para mantener estos espacios. Andrea Zuluaga, coordinadora de Desarrollo artístico y cultural de Bienestar Universitario, explica que al principio se tomaron unas medidas temporales. Sin embargo, con la prolongación del aislamiento se tomaron otro tipo de decisiones.
Laura Gómez también comenta que este tipo de actividades han aumentado el compromiso con el grupo, pues hay unas responsabilidades individuales más claras. Además, como están trabajando en productos audiovisuales las presentaciones deben ser más “limpias” y precisas, pues en video es posible notar incluso los errores mínimos, y de la misma manera el manejo adecuado de las notas musicales es determinante al momento de hacer el montaje general. También se debe contemplar el hecho de que al no tener los ensayos en grupo, las horas de práctica dependen directamente del intérprete, y Gómez asegura que desde Ensamble este asunto se ha asumido con mucha seriedad. Además, reconoce las ventajas de estos espacios para el crecimiento como artista:
Por su parte, desde el grupo de teatro Azul Crisálida han encontrado la manera de que la pasión por el arte y por los proyectos que adelantan actualmente impulsen el trabajo juicioso y constante.
Una de las estrategias que se contempló para seguir con el trabajo dedicado fue hacer uso de los talentos a nivel multicampus para complementar los esfuerzos. Por ejemplo, el grupo Ensamble Instrumental sede Medellín actualmente cuenta con el apoyo del director de su homólogo en la sede Bucaramanga, César Andrés Castro Mora. Él explica que la experiencia ha sido novedosa a nivel personal, pero que también se pueden identificar oportunidades en la misma.
Explica que el grupo de Bucaramanga y el de Medellín son muy diferentes en la parte instrumental, pues el primero es solo de instrumentos de cuerda: bandola, tiple, requinto y guitarra. Destaca la experiencia de trabajar con muchachos que no conoce en persona y que están en otro ámbito musical, pues ha logrado otra faceta como educador: aprender a enseñar desde un computador, cosa que toma como una oportunidad para diversificarse. También resalta los avances que ha tenido el grupo de UPB Medellín con productos para diferentes redes a pesar de los limitantes de no conocerse de manera presencial.
La experiencia de Castro con el grupo Ensamble demuestra cómo la virtualidad permite convocar personas de diferentes ciudades y municipios alrededor de un propósito común: la creación artística. A Laura le parece increíble que un director desde Bucaramanga, a casi 4000 kilómetros de distancia, pueda dar clases teóricas en Medellín y ayudarles en el montaje y los arreglos de las obras.
De la misma manera le parece muy valioso que las personas que se desplazaron a sus lugares de origen debido a la contingencia ocasionada por el Covid-19, puedan seguir haciendo parte de los ensayos y las clases, pues ella también pertenece al grupo de guitarra a nivel multicampus.
En el grupo de guitarra Laura está con el acompañamiento de David Pejendino, el docente encargado del área musical de la sede Palmira. Este grupo cuenta con personas de Montería, Bucaramanga, Palmira y Medellín. Si bien estaba acostumbrado a plantear algo de trabajo autónomo con sus estudiantes, la situación de trabajar de manera virtual ha estado llena de situaciones novedosas, especialmente el trabajo con estudiantes de otros departamentos. Siempre ha sido importante el estudio individual de partituras, audios técnicos y teoría, pero desde la distancia esto se vuelve fundamental y se convierte también en la oportunidad para desarrollar nuevas estrategias.
Él, por ejemplo, tiene una interfaz de audio que le permite dar las clases de bajo, pues al conectarlo al amplificador se siente mal el sonido por los micrófonos tradicionales. Asimismo, con la intención de hacer novedosas sus clases también ha desarrollado diversos tutoriales y ha buscado la manera de ser siempre muy ilustrativo. Así ha descubierto herramientas que le permiten dejar material de estudio y considera que hay cosas que se deberían incorporar en la presencialidad. Destaca también el papel de los coordinadores y líderes de Bienestar en el proceso de articulación multicampus.
David también habla de la importancia de ver este tipo de retos inesperados como grandes oportunidades. Él personalmente durante este tiempo ha podido crecer como artista y hacer crecer su perfil. César Castro también menciona que ha podido dedicar tiempo al estudio individual de temas que considera importantes. Y vale considerar que para todos poder continuar dedicándose al arte durante este tiempo donde la salud mental puede ser tan delicada, ha sido un “soporte”, como lo expresa Juan Pedro, del Coro polifónico.
Finalmente, a Laura Gómez también le parece muy significativo que la Universidad haya buscado los medios para poder seguir con los grupos de representación y el hecho de que los cursos de música tengan una validación directa en los créditos de los programas de estudio, pues es evidente la importancia que le da la Universidad a lo artístico.
Por Ana Isabel Gómez Molina. Agencia de Noticias UPB Medellín.
