Uno a uno con estudiantes de psicología
Agencia de Noticias - UPB Medellín. Con el propósito de realizar un ejercicio pedagógico alternativo, la asignatura Teorías de la Personalidad, caracterizada por tener un contenido denso, optó en el año 2010 por buscar una buena estrategia para articular la teoría con la literatura, el cine y el teatro.
Todo en este ejercicio académico se decide de manera democrática, ¿qué obra se va a tratar? ¿quiénes van a actuar? ¿quiénes van a estar en la logística? ¿quiénes en el maquillaje? ¿qué escenografía se va a utilizar? Etc. Cada uno de los miembros del curso forma parte de los comités y los actores son personas que deciden asumir la responsabilidad de la interpretación voluntariamente.
Angélica Rivera, actriz de la obra y estudiante de psicología de la UPB, declaró que al principio lo más complicado consistió en aprenderse el libreto, pero después fue cuestión de controlar el cuerpo y adoptar la expresión oral necesaria para cada momento. Ella aseguró que esta obra los motivó mucho a hacer algo diferente de lo que se ve diariamente.
La dramaturgia comenzó citando un breve apartado de Antonio Machado: “Mira los claros ojos abiertos, señas lejanas y escucho a orillas del gran silencio”, posteriormente, se relató cómo durante los últimos cuatro meses los estudiantes se dejaron sorprender por los grandes autores del teatro, se acercaron a sus textos con la imagen prejuiciosa de unos personajes que conocían de oídas, cómo también el trabajo y la mirada psicológica les revelaron algo más sólido y misterioso… caracteres inesperados, preguntas comunes y sentimientos similares.
“Lo que le queríamos transmitir al público son los temores que uno suele presentar a la hora de hacer la práctica profesional o ya ejercerla, entonces el sentido es que vieran los posibles pacientes que se nos pueden presentar en consulta. Para ello, Antígona, Edipo, Rosita, Eutero y Segismundo, fueron adaptados a un contexto actual para que fuese más agradable su comprensión”, expresó Manuela Agudelo Montaño, estudiante de psicología.
Luz Gaviria argumentó que, con mucha creatividad, los jóvenes diseñaron la boletería, los afiches y toda la publicidad referente al tema. Además, elaboraron un suvenir que en esta ocasión fue un lápiz, con las tesis de que el público era el responsable de trazar el resto de la historia.
En ocasiones se adaptan guiones de obras ya existentes y otras veces los estudiantes construyen todo el esquema, desde el guion y los personajes, hasta las acotaciones y la historia. En esta versión se trabajó con base en unos monólogos de literatura clásica y otros más contemporáneos, logrando fusionarlos a través de un diálogo común y corriente.
Luis Felipe Sánchez, actor de la obra, mencionó que ponerse en escena y retarse a sí mismo no es algo que se haga con mucha facilidad, pero después de ver el resultado es interesante medírsele al ejercicio práctico.
A lo largo de la obra se evidenció que la caracterización de los personajes fue más allá de la dimensión social, explorando los afectos y sentidos de cada situación y con la clara intención de visibilizar los temores más típicos y dar pie a reflexiones que se han alcanzado durante el camino del aprendizaje. En esas cortas escenas se profundizó sobre los matices de la personalidad sin ninguna premeditación, por lo cual se homenajeó a la psicología con sus imposibilidades y lecturas del ser humano.
Manuela Agudelo y Angélica Rivera coinciden en que lo más retador fue coordinar a un equipo de trabajo tan extenso, porque implicó aprender a escuchar a los demás, validar todas sus opiniones y mediante cada aporte construir un rompecabezas estable que consolidara los objetivos del proyecto.
Por Michelle Acevedo Vélez - Agencia de Noticias UPB
