La película También la lluvia narra la historia de la producción de una película. En este juego de espejos, ambas retratan cómo las civilizaciones latinoamericanas fueron, y siguen siendo desvalorizadas, permaneciendo en un círculo intermitente de lucha, colonización y sumisión. Incluso, al espectador le cuesta reconocer dentro de la ficción, qué hace parte de la narrativa del guión principal y qué le pertenece al libreto de la película que se realiza dentro del filme.
Es difícil encasillar la producción en un género, porque se desarrollan líneas dramáticas de carácter político, medio ambiental y meta-cinematográfica, es decir la categorización cine dentro del cine; siendo entonces una película de carácter diverso que reta al espectador a vivir múltiples emociones.
Luis Tosar hace el papel de Costa y Gael García de Sebastián, el primero es el productor ejecutivo de la película plasmada en la trama y el segundo, el director. Ambos desarrollan personalidades que no sufren cambios sustentados y consecuentes que expliquen sus cambios drásticos de carácter.
Costa se muestra como un hombre ambicioso e indiferente ante la problemática social que lo rodea, por su parte, Sebastián se identifica por su amabilidad y sensibilidad, ambas posturas cambian sin un desarrollo o proceso en el camino. Este giro inesperado se evidencia cuando el productor de la película y quién se creería en un principio era el villano, ayuda a la hija de Daniel, actor de origen boliviano en el film, y activista del movimiento resistente del pueblo. Su hija se encontraba herida y Costa fue el único miembro del equipo, de forma inesperada, que aceptó ayudarla, sin importar el peligro que significaba y las posibles consecuencias para el rodaje.
Por otro lado, Sebastián termina dándole importancia al rodaje de su película por encima de la problemática de carácter social que los rodea, la que finalmente impidió que se terminará el largometraje.
Hay tres actores sociales que confluyen en el relato: los inversores extranjeros (empresarios interesados en la privatización del agua y el equipo de producción cinematográfica), el Estado boliviano y por último, el pueblo. Entre los tres grupos se puede evidenciar un enfrentamiento constante de intereses en el desarrollo y bienestar de Cochabamba, cada uno en busca de sus beneficios, económicos, políticos o sociales.
Los arraigos de poder de las fuerzas influyentes siguen el camino del colonialismo del siglo XV, que hoy generan: pobreza generalizada, hambruna (o más específicamente, sed) y la trampa de la deuda.
La película se podría resumir en un contexto socio-cultural común Latinoamericano, en donde los países más ricos explotan con fuerza bruta y mano pesada a los pueblos más marginados. En la ficción llegamos a sentir la naturaleza de la estafa y la rigidez del ente externo, que inclusive considera que aquel desarrollo monetario es un favor para los mal llamados ‘’puñado de indígenas’’.
Título: También la lluvia
Directora: Icíar Bollaín - Español
Premios: Premio Goya al mejor actor de reparto y mejor música original (2011)
Año de publicación: 2010
Duración: 1h 43 min
Sara Upegui Gutiérrez - sara.upegui@upb.edu.co
Maria Alejandra Cardona Aizpurúa - maria.cardonaa@upb.edu.co
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