Mezclar la divulgación de la ciencia con humor es el objetivo de Big Van Ciencia, una asociación que divulga ciencias, matemáticas y tecnología a través de las artes escénicas. Está compuesta en su totalidad por personas dedicadas a temas científicos (en su mayoría con doctorados) especializadas en distintas temáticas, que cuando suben al escenario son capaces de crear un contexto donde, al más puro estilo Stand-Up Comedy, el público se divierte y ríe a la vez que aprende cuestiones científicas. A través del humor hemos llegado a muchos tipos de públicos con marcadas diferencias en el grado previo de acercamiento a la ciencia: desde los jóvenes adolescentes, desinteresados por naturaleza, hasta profesorado universitario que sabía más, incluso, que nosotros del tema que estábamos tratando.
Big Van Ciencia ha sido una historia de éxito. Hemos podido comprobar cómo hay miles de personas deseando aprender ciencia; lo único de debemos hacer es presentarla en un formato agradable. Mejor si es divertido. Y los monólogos científicos lo consiguen.
Monólogos científicos como formato educativo
La primera vez que actuamos en un centro de secundaria no teníamos demasiado claro que aquello fuese a resultar bien. Imagínense, un grupo de científicos sueltos en frente de una jauría de adolescentes dispuestos a abuchearlos y reírse de esos científicos nerds que habían llegado a su escuela… al menos esa era la imagen que nosotros teníamos en la cabeza.
hasta por qué nos suenan las tripas cuando tenemos hambre); querían saber más sobre cómo era eso de ser científico, qué habíamos estudiado para llegar a serlo… y muchas veces afirmaban que no parecíamos científicos.
Esta vivencia nos hizo reflexionar y darnos cuenta de que su visión estaba ciertamente sesgada por estereotipos muy marcados, tanto sociales como de género. Estereotipos que reinan también en el mundo de los adultos, como el de Sheldon Cooper, o nuestro querido “Doc” de regreso al futuro.
Eso despertó nuestra curiosidad científica y decidimos explorar qué barreras tienen los estudiantes de secundaria a la hora de decantarse por las carreras científicas. Así, y gracias a la financiación de la Comisión Europea, nació nuestro proyecto PERFORM, un proyecto de investigación pedagógica dirigido a gente joven. Nuestro objetivo principal es el de fomentar las vocaciones en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), pero con una aproximación muy nuestra: utilizar las artes escénicas para mostrar no solo contenido científico, sino también la parte más humana de la ciencia y los valores asociados a la investigación e innovación responsables (RRI por sus siglas en inglés). Para conseguirlo, antes debes conocer bien a tu público (los adolescentes), cuáles son sus miedos, sus barreras y sus dudas para cursar una carrera STEM. Y esa información no se consigue en un interrogatorio, se consigue mediante una exploración en forma de talleres en los que se mezcle la creatividad, la improvisación, el humor y la reflexión.
reduciendo así la brecha entre la gente joven y la ciencia. En este proyecto nos adentramos en centros educativos de España, Inglaterra y Francia y logramos comprobar cómo el humor es un elemento clave para romper la brecha de autoridad. No se rompe el respeto, se rompe la subordinación. Mediante el juego, la risa y la improvisación conseguimos crear espacios abiertos donde los alumnos se sienten seguros y encuentran la confianza necesaria para expresar sus auténticas opiniones.
Además, sirve para despertar una opinión más crítica no sólo en lo referente a temas científicos, sino a cualquier otro tipo de información. Es un medio democrático, inclusivo y casi diríamos universal (lo de casi es porque aún nos encontramos gente con poco sentido del humor).
Nota aclaratoria
Este texto compromete la opinión de los autores que lo realizan; este no refleja necesariamente la posición del Programa de Divulgación Científica o de la Universidad Pontificia Bolivariana.
