Semana de la Identidad Católica

Recibimos una misión, transmitimos un legado 

La Universidad surge del corazón palpitante de la Iglesia Diocesana, que, en medio de un contexto de profundas transformaciones y grandes desafíos históricos en el ámbito educativo, decide embarcarse en un ambicioso proyecto. Con valentía y visión, se adentra en un mar de posibilidades para dar vida a una institución académica donde la fe y los valores del humanismo cristiano son los pilares fundamentales que guían la formación integral de hombres y mujeres. Estos individuos no solo están llamados a adquirir conocimiento, sino también a comprometerse activamente con la transformación social de nuestra región y de todo el país.

Este esfuerzo educativo, concebido como una obra de la Iglesia, no es solo un espacio de aprendizaje, sino un patrimonio viviente que preserva y honra las intenciones de sus fundadores. Los principios y valores que inspiraron su creación no son meras palabras en un documento; son la esencia misma que da dirección a su propósito, define su identidad y nutre el alma de esta institución. En este sentido, cada generación que pasa por sus aulas no solo se beneficia de una educación de calidad, sino que también se convierte en guardiana de esta rica herencia.

La herencia de nuestros fundadores se transforma así en una profunda responsabilidad para todos aquellos que, a lo largo de estos 88 años, han sido parte de esta comunidad educativa. Cada estudiante, docente y colaborador lleva consigo la tarea de transmitir este extraordinario legado, asegurando que las enseñanzas y valores que han sido el núcleo de esta institución sigan vivas y relevantes para las generaciones presentes y futuras. Al hacerlo, no solo rendimos homenaje a quienes nos precedieron, sino que también contribuimos a la construcción de un futuro más justo y humano, alineado con los ideales que nos fueron legados.