Un ingeniero UPB que ejerce desde los escenarios musicales
Agencia de Noticias UPB - Medellín. Óscar Mauricio Mejía Sánchez no creció en medio de tarimas y escenarios, pero siempre estuvo cerca de la guitarra de su papá y del piano de su mamá, dos apasionados por la música que le enseñaron a amar un lenguaje que, sin palabras, le permite comunicarse con el mundo.
La decisión de formarse como ingeniero no fue difícil. “En mi casa vivía un portento de sentimientos, espiritualidad, música, arte y literatura. Todo eso quería sumarlo a lo mejor que ha producido la mente humana en la óptica que me quedara más cerca para prepararme y la encontré en la formación matemática y rigurosa que ofrecía la Facultad de Ingeniería Electrónica de la Universidad Pontificia Bolivariana”, asegura.
De su paso por la UPB recuerda con claridad las 72 materias, seis cálculos y ocho físicas que cursó durante cinco años para obtener su título profesional. Siempre alternó sus compromisos académicos con su pasión musical, por eso no era extraño escuchar su violín irrumpiendo la cotidianidad del campus. “Mi violín era como el llavero, siempre lo llevaba conmigo. Recuerdo haber presentado un examen, con permiso especial de decanatura, en un horario diferente al programado para todo el grupo, vestido de smoking, para luego poder asistir al teatro a interpretar una obra con la Orquesta Sinfónica de Antioquia”, cuenta el Maestro.
Los sonidos de aquel instrumento trascendieron los muros de su Facultad y cuando cursaba octavo semestre, el arquitecto y docente Carlos García Bustos, quien después fue su director de tesis de grado, le propuso ponerle a la formación de los arquitectos un ingrediente de ingeniería a través de la acústica y fue nombrado profesor asistente, una experiencia que recuerda gratamente porque fue muy fructífera y llena de aprendizajes, según relata.
Se graduó en la UPB y posteriormente viajó a Estados Unidos para estudiar inglés, lo cual le permitió hacer eco en otras tierras de su talento musical: ingresó a la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Michigan y posteriormente presentó una audición que le permitió integrar la Escuela de Composición para estudiantes graduados de la Universidad de Minnesota, dirigir la orquesta de dicha institución y convertirse en compositor sinfonista; en 1992 fue elegido como mejor director en el Festival de Viña del Mar y por encargo de la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo fue recitalista de piano en Washington D.C.
Aunque el maestro Mauricio primero quiso ser músico y después ingeniero, siempre ha mantenido un equilibrio entre su pasión y su profesión: “Todos los días, desde que estaba en los laboratorios, en las aulas de clase, ejerzo mi ingeniería para la producción artística y musical. Como ingeniero soy el más experto moviendo perillas, programando computadores, balanceando salas de conciertos; por otro lado, la matemática ha sido un componente esencial, pues el sentimiento del compositor está basado en el mismo sentimiento de la mente matemática”.
Expresa inmensa gratitud por sus padres y por todos aquellos que hicieron posible unir al músico e ingeniero que es actualmente.
Mientras camina por el campus de su Universidad, dice que se siente orgulloso de pertenecer a la Familia UPB por la formación que recibió: “Me siento orgulloso de la manera más responsable, en el sentido que debo poner al servicio de la comunidad mi labor testimonial. Como profesionales siempre debemos mantener la mente despierta y entrenada, porque la universidad nos enseña a investigar, estudiar y trabajar, pero nosotros debemos aprender a hacer la síntesis y a aplicarla en una cuna de sanidad y tranquilidad emocional”, concluye este músico e ingeniero de la UPB.
Por Alejandra Carmona Sierra - Agencia de Noticias UPB, Egresados
